El poema objeto o la tercera dimensión de la poesía

-Franklin Fernández
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    MESA
    (No me refiero a la palabra,
    sino a aquello que designa).

    MESA
    (No me refiero a aquello
    que designa, sino a la palabra).

          Joan Brossa. Poemas Civiles, 1961.



El poema-objeto fue definido por André Bretón como: “... una composición que tiende a combinar los recursos de la poesía y de la plástica especulando sobre su poder de exaltación recíproca1. Lo que explica, a la vez, la unión y convivencia latente entre los signos lingüísticos y los visuales. Un intercambio dinámico y constante entre materia y literatura.

A finales del siglo XX, el gran poeta mexicano Octavio Paz, lo reafirma: “El poema-objeto es una criatura anfibia que vive entre dos elementos: el signo y la imagen, el arte visual, y el arte verbal. Un poema-objeto se contempla y, al mismo tiempo, se lee2.

El poema-objeto (aquello que se podría escribir, pero por suerte no todo hay que decirlo con palabras), nos dice algo. Posee sentido y significación. Es un lenguaje: emite poesía. Son esculturas moldeadas, apenas modificadas. Mitad escritura, mitad pintura. Mitad escultura, mitad imagen: una especie de centauro mitológico y, a la vez, moderno.

El poema-objeto o poema-corpóreo, incorpora una serie de elementos ajenos a los cánones de la poesía tradicional y propios de otras formas de expresión. No se limita sólo a lo verbal y, en este sentido, representa una ruptura, un desafío que provoca alteraciones cruciales en los códigos de emisión y recepción del poema. Se caracteriza por su necesaria independencia de la palabra tanto como su lucha por trascenderla.

Ya desde su origen, las tendencias poético visuales tuvieron una intención totalizadora. Aristóteles las destacó en su "Poética" y Horacio en "Ut Pictura Poesis". Recordemos los poemas en forma de objetos de Simias de Rodas y Teócrito de Siracusa, hacia el 300 de nuestra era. Una idea y propósito considerable la tuvo Adriano Spatola en su libro: “Verso la poesía totale” (Rumma editore, Salerno, 1969), cuando llegó a hablar de una poesía total: “Hacerse un medio total, superar cualquier limitación, englobar música, pintura, arte tipográfico y cualquier otro aspecto de la cultura, con la aspiración utópica de volver a los orígenes”.

La poesía está en todas partes. Los diferentes lenguajes (tecnológicos, musicales, plásticos, corporales), así lo confirman: son modos expresivos, obras, productos humanos, que también son a su manera, poemas. La dispersión de la poesía en una multitud de formas, vale a la medida en que el artista o el poeta pongan en libertad su materia, en el que poema se transforme en lenguaje, imagen y sentido, y de este modo, en una forma peculiar de la comunicación. Como visión del mundo, la poesía debe crear otro mundo. Es visión de cada cosa, de lo que nos rodea, cada detalle del entorno, cada piedra, cada pájaro, cada nube. Pero, a la vez, es todo traducido, traspuesto, metamorfoseado en otra cosa. Rafael Cadenas dice al respecto: “Poesía es lo que el mundo no es”. Y Roberto Juarroz: “La poesía siempre es decir de otra manera”. Digamos simplemente que es la posibilidad de mostrar una cosa mediante otra, de que algo diga otro algo, distinto.

La posibilidad de “destruir” el lenguaje escrito, que iniciaron personajes como Apollinare y Mallarmé, ha continuado a través de los años, por poetas y artistas experimentales del mundo. Con nuevas propuestas y lenguajes, la poesía se deslizó hasta las fronteras mismas de la plástica y, por consiguiente, puso en juego su propia identidad.

En el poema-objeto, arte y poesía se funden en una sola dimensión absolutamente insólita. La imagen gráfica y el objeto cotidiano (descontextualizados), adquieren valores poéticos que revalorizan su función o disfunción ante el espectador. Objetos ambiguos, mágicos, paradójicos, sorprendentes, borran los límites entre la realidad y la fantasía. Subvierten sus propios significados, para transformarlos en otros cuyo contenido es siempre nuevo, siempre cambiante. Funden lo visible y lo invisible. Muestran la cara inversa de las cosas conocidas, para adquirir una nueva lectura, reduplicando su significado y ampliando su capacidad comunicativa hacia el espectador. Metamorfoseados a partir de su descontextualización, estos objetos híbridos descubren el doble sentido de la vida. La tercera dimensión de la poesía como un medio para la comprensión de la realidad.

La yuxtaposición de elementos contrapuestos ensancha nuestro concepto de poesía. Nos brinda, en última instancia, esa otra visión poética de las cosas. La correspondencia singular entre dos imágenes contrarias, ajenas, adversas, es la fuente principal para la creación de los poemas-objetos contemporáneos. Búsqueda concreta de la conciliación de los contrarios, el signo poético es el abrazo de dos realidades opuestas. Refiriéndose a la creación de imágenes poéticas, ya Pierre Reverdy anunciaba en 1916: “La imagen es una creación pura del espíritu. No puede nacer de una comparación, sino del acercamiento de dos realidades más o menos distantes. Mientras más lejanas y justas sean las relaciones de las dos realidades aproximadas, la imagen será más fuerte: tendrá mayor potencia emotiva y mayor realidad poética3.

Al igual que con las palabras, con los objetos se pueden hacer metáforas. Metáforas en un sentido amplio. Quiero decir, que igual que se hace con un poema escrito figuras retóricas, con los objetos podemos crear imágenes retóricas. O como tantas veces se ha dicho: una paradoja, una metonimia, una sinécdoque.

En los poemas-objetos se plantea una Semiótica Objetual (“puesto que los objetos organizan un sistema y “se modifican” o “son modificados” a través de determinados códigos”. Abraham Moles). Y también, una Semántica Objetual (“puesto que hay creación de sentido”. Henry Van Lier).*

Los poetas actuales, necesitan ahora de grandes espacios, necesitan de grandes almacenes, instrumentos complicados, objetos, herramientas y materiales necesarios que van más allá del simple lápiz y cuaderno de notas tradicionales. Entran en el terreno de los artistas plásticos. Al menos, eso es lo que se percibe entre los poetas y artistas experimentales contemporáneos. Joan Brossa afirmaba: “Para mí la escritura y el trabajo con los objetos son herramientas que me permiten coger la poesía, que como la electricidad está en todas partes y hay que cogerla, como decía Cocteau. El poeta construye pequeños vehículos para transmitirla. Lo que pasa es que la gente cree que hacer poesía es escribir versos y yo, sinceramente, donde menos encuentro la poesía es en los libros de versos. Puedo encontrar más poesía en un chiste, en algo que esté vivo. La cosa tiene un sentido y el poeta coge esta cosa y le da otro sentido. Se pueden hacer metáforas con palabras o con objetos. Los objetos son metáforas. A este grabador, si tienes ironía, le pones un pañuelo y le tapas la boca. Ahí tienes un poema que es un poema aquí o en la sala de un museo. Uno es poeta y hace poesía con todo, agarra un objeto cotidiano y trata de rescatarlo de esa dependencia funcional... Todo objeto es poesía por el simple hecho de haber sido escogido. Lo que le da el tono poético es la gracia, la mano del poeta. Si no, sería muy fácil”. 4.

Lo que podemos deducir de todo esto, al decir de Reverdy es que: “La poesía no está en nada ni en ninguna parte, y esa es la razón por la cual puede ser puesta en todo y en todas partes”.

Así como las palabras designan a los objetos, los objetos también designan a las palabras. Son signos bipolares dependientes uno del otro. Pocos lo entendemos. Por ello, el poema-objeto congrega; elige a sus invitados.




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Notas y citas

1. “...une composition qui tend a_ combiner les ressources de la poésie et de la plastique en spéculent sur leur pouvoir d’ exaltation réciproque”. “Entretiens”. El surrealismo. Puntos de vista y manifestaciones. Barral Editores, 1970. Pág. 166.

2. Octavio Paz. “Los privilegios de la vista: arte moderno y universal, Poemas mudos y objetos parlantes” André Bretón, FCE, 1993.

3. Pierre Reverdy: “Escritos para una poética”. Monte Avila Editores. Caracas. Págs. 25-26.

4. Slavko Zupcic y Luis Enrique Belmonte: “Las cinco patas del gato”. Extractos inéditos de la conversación que mantuvieron los poetas con Joan Brossa. El 21 de febrero de 1998. En Internet: http://www.lateral-ed.es/revista/articulos/77lascinco.html

* “Nada prohibe considerar poemas las obras plásticas y musicales, a condición de que cumplan las dos notas señaladas: por una parte, regresar sus materiales a lo que son –materia resplandeciente u opaca- y así negarse al mundo de la utilidad; por la otra, transformarse en imágenes y de este modo convertirse en una forma peculiar de la comunicación. Sin dejar de ser lenguaje –sentido y transmisión del sentido- el poema es algo que está más allá del lenguaje. Mas eso que está más allá del lenguaje sólo puede alcanzarse a través del lenguaje. Un cuadro será un poema si es algo más que lenguaje pictórico”. Octavio Paz. “El arco y la lira”. FCE. México. 1986. Pág. 23.





Franklin José Fernández García nació en Caracas el 12 de abril de 1973, pero desde hace más de una década reside en Pariaguán, estado Anzoátegui. Actualmente es tesista del Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón, donde prepara un extenso trabajo investigativo llamado El Poema-objeto: la escritura de lo visual, la plasticidad de lo escrito. Participó en el taller de poesía del CELARG (Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos) en el año 1999; también en la exposición colectiva Travesías (2000) en el museo Jacobo Borges de la ciudad de Caracas. Sus poemas-objeto le hicieron ganador del 6to Salón de Jóvenes Artistas, realizado en el Estado Anzoátegui, en diciembre de 2001, algunos de los cuales fueron publicados en el número 12 de Panfleto Negro (haga clic aquí).