El fin del mundo según Crispian Mills
Kula Shaker, Crispian Mills & The Jeevas



That’s where you find me
At the edge of the world

-Crispian Mills


La primera vez que muchos oímos a Shannon Hoon, difunto vocalista de la desaparecida Blind Melon, fue haciéndole la segunda voz a Axl Rose en Don´t Cry. Con Crispian Mills, pasó algo parecido, pero no con los gunners, a Dios gracias, sino con Prodigy. La suya era la voz del tema Narayan del celebrado Fat of the Land. Mills compuso el tema junto a Prodigy cuando ya era el líder de Kula Shaker, cuyo primer disco, K, ya había sido publicado el año anterior pero aún hoy dia, aunque cuenta con miles de fanáticos, no es un trabajo cuyo mayor atributo sea la popularidad. Particularmente me lo tropecé gracias a Iván Loscher en un programa de radio matutino y luego me encontré el disco, usado, en una tienda que había en la universidad.

Los tres primeros temas de K son históricos: no soy el único que ve el orden de los temas en un disco como la batería de un equipo de beisbol. Según esa analogía, los tres primeros temas (el primer inning), como todo comienzo, son muy importantes. Para mí, El nervio del volcán, de Caifanes (Afuera, Miedo, Aquí no es así); One step boyond, de Madness (One step Beyond, My girl, Night Boat to Cairo) y K de Kula Shaker (Hey Dude, Knight on the town, Temple of the everlasting light) son tres de los mejores comienzos de la historia. El mejor cuarto bate de todos los tiempos es Until the end of the world, del Achtung Baby de U2.

Psicodelia indostánica y rock and roll es su forma más pura son los elementos que se mezclan en K. Letras que no suenan absurdas pero que denotan que la banda está en otro lado, lejos de tierra (un tributo a Jerry García, el díptico Grateful when you´re dead/Jerry was there, es otra pista). Tattva es quizás el mejor tema del disco y fue transmitido por radio y televisión hasta el hastío. Incluso lo interpretaron en un MTV Video Music Awards europeo. One hit wonder lo llaman. Como Collective soul al publicar su primer disco, conservando las distancias. Kula es tan prolífico que en cosa de 3 años publica además casi 10 singles plagados de b-sides, al menos 3 EP´s, colaboraciones con bandas sonoras y culmina con la aparición de Peasants, Pigs and Astronauts, su segundo y no tan afortunado disco. A mí me confirmó que Kula Shaker era un grupazo pero el disco se seguía consiguiendo en los remates de todas las tiendas de discos de Caracas. Sound of drums y Shower your love eran temas sencillos completamente radiables, pero no, eso no sucedió. Quizás en Maracay, donde las estaciones de radio han demostrado con el paso del tiempo que ponen mejor música que en Caracas, pero no, ni siquiera en Maracay.

Además, aparecieron los primeros síntomas de preocupación por el fin del mundo. Los temas compuestos por Crispian eran a ratos absolutamente decadentes y depresivos. Mystical machine gun y 108 battles era sólo una muestra de que el tipo realmente estaba teniendo discusiones consigo mismo. Y estaba perdiendo.

El 19 de noviembre de 1999 (exactamente tres años antes del momento en que se escribe este artículo), Mills manda una carta a todos los fanáticos suscritos al site de Kula Shaker titulada “A message from Crispian”.

En dicho mensaje explicaba que se separaba del grupo, previo agradecimiento a los fans por su apoyo, persiguiendo “algo fresco y nuevo”. Seducido por internet y el Y2K, Crispian tenía un sueño en el que su web site era una comunión de conciencias, un melting pot que agregaba al oyente en la generación misma del mensaje, un “espíritu colectivo que sea la crónica de nuestra presencia en este momento del tiempo”, según sus propias palabras.

“Mientras tanto me voy a la India”. Y desapareció.

Un par de años más tarde, en el difunto audiogalaxy se encontraban canciones que habia grabado como solista, temas más bien melancólicos, temas de hippie que pide dinero en la entrada del metro con su guitarra y ropa vieja.

Al tercer dia resucitó de entre los músicos perdidos. The jeevas envió un email a todos los suscritos en la lista de Kula Shaker, para decididamente utilizar lo que ya tenían a favor de un grupo absolutamente distinto desde la alineación hasta el estilo. El nuevo trío encabezado por Mills, se mantiene sobre una línea más bien visceral: se ha perdido ese sonido de un bajo que casi nos habla, heredero directo del Come together de los Beatles; la psicodelia desaparece casi por completo cuando Mills no tiene quien sostenga la guitarra rítmica y le permita fantasear. En estudio, en conclusión, Jeevas es menos refinado que Kula, pero en vivo, la energía no se ha perdido. Tras varios meses de giras a través de Ingleterra, en noviembre de 2002 al fin se deciden a cruzar el canal de la mancha con toques en Bruselas y Amsterdam.

El primer concierto fuera de UK lo abrieron con un chiste. Tenemos preparada una tranquila sesión de jazz para esta noche. De inmediato aranca potente el B-side más tocado de Kula Shaker: Gokula. Mucha energía desde el comienzo. Randy desde la batería se ríe satisfecho, aunque en la sala apenas hay 50 personas. Los tres cantan en casi todos los temas mientras Crispian brinca de un lado al otro y agita la cabeza con los acordes más agudos.

Aunque la gente canta timidamente y golpea el suelo con los pies ante Virginia, Ghost, Once upon a time in america y los demás temas del 1,2,3,4 (único trabajo de Jeevas, so far) era de esperarse que la gente se animara realmente con Grateful when you´re dead, Gokula o la versión “ripped away” de 303.

Quizás por darle redondez al toque, cerraron con otro B-side de Kula, Hush, que acompañó a K como bonus track en elgunas ediciones.

Ante los aplausos, Crispian dijo que no tenian preparado un encore y sin embargo, empezó a entonar el rezo que es la letra de Narayan. Así comenzó Into the deep, que continuó con una versión descarnada del Fire de Jimi Hendrix.

Es difícil predecir el futuro de Jeevas. No son mejores que Kula Shaker y no sería realista o sensato desligarse de un pasado que es más grande que el presente. Por otro lado, predecir se nos hace cada vez más absurdo. El mundo podría acabarse pronto.

   
 


Isla Desierta Dos

Yo crecí rodeado de música: padre y madre melómanos y dolores de parto bailando un rock n´ roll. Mi canción favorita a los cuatro años era Peace frog, de The Doors. Ismael Rivera los domingos en la mañana, trova cubana los sábados en la tarde. Muchos de mis recuerdos los asocio con música y muchas veces comprar un disco es regresar en el tiempo y entender.

Una de las joyas más valiosas que puedo encontrar tras pasar una y otra vez las páginas de mi libreta de discos, es uno de esos discos que oía de niño sólo porque estaba en el tocadiscos de la casa, sólo cuando papá lo ponía. Esa joya es “Canciones del solar de los aburridos”, de Willie Colón y Rubén Blades.

Dignos representantes de los mejores años de la Fania All Stars, Colón y Blades reúnen en este trabajo varios de los temas más inteligentes de la salsa de todos los tiempos, que sin descuidar la misión final de entretener y mover a la gente, se proponen enviar un mensaje para el que busque algo más. Recuerdo una fiesta en casa de Esteban, un gran amigo, en la que su mamá, al oír las risas y ver los bailes, nos comentó su deseo de que no fuera solo disfrute, sino que oyeramos también la letra, refiriéndose a la dura crítica a la política imperialista yanqui del clásico “Tiburón” que abre el disco.

Sin embargo, la mayoría de los temas son divertidos. La antiracista “Ligia Elena” y su grabación genial de Rubén imitando a una viejita que se queja de la desaparición de su rubísima hija de sociedad con un trompetista negrito y humilde. La iluminada “Madame Kalalú” es ya un personaje del ideario colectivo de todo el que se denomine amante de los ritmos caribeños. Pero colada entre el ruido y el agite de “El telefonito” o “¿De qué?”, una pieza titulada “Y deja” es una de las melodías más dulces que se le pudieran dedicar a una mujer, un ritmo ligero y carioca dandole música a un poema de amor.

La tantas veces versionada “Te están buscando” y los chistes internos entre los colegas de la Fania complementan este disco que quizás en el entorno latinoamericano sólo sea comparable con Siembra, del mismo dueto.

Mi criterio para elegir un disco que me acompañe por el resto de mis días es que logre cambiar mi estado de ánimo a través del tiempo. Canciones del solar de los aburridos es de esos discos con poco desperdicio que uno podría oír por el resto de sus días siempre y cuando no deje el botón de REPEAT accidentalmente encendido. Máximo una vez al dia recomendaba un amigo. A menos que el disco lo pida, agrego yo.

Willie Colón, Ruben Blades - Canciones del Solar de los Aburridos - Fania Records 1981.

1. Tiburón
2. Te Estan Buscando
3. Madame Kalalu
4. El Telefonito
5. Y Deja
6. Ligia Elena
7. De Que





-O
<[email protected]>

(manda tu lista de isla desierta a [email protected])

 




 

El dato del mes

Durante mucho tiempo Airbus era para mí la banda que en su vida lo único que hizo fue un remix de Portishead. Pero ese remix hizo historia: era el bien conocido “Airbus recostruction” del “Sour times (Nobody loves me)” que puso a Beth Gibbons (quien, valga el chisme, tiene un disco nuevo en la calle junto a Rustin Man, ex Talk Talk) a gritar que nadie la quería. Después (de eso hace ya siete años o algo así), nada. Por fin, cuando busco, hay un tema salido a flote: Gravity. Está por ahí y justifica el antecedente.