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Microfilm de la transparencia para Hanni Ossott

 
Del diálogo sólo han quedado volutas de humo de un cigarrillo, tres personas sentadas dentro de una habitación sin ruidos y un pequeño pájaro posado sobre la copa de un árbol que se logra ver a través de un ventana.

Uno de los dialogantes ha dicho; “el movimiento del éxtasis en la experiencia mística supone superar el cuerpo...”.

Entonces, imagino el rostro de una virgen y el pájaro está cantando.

Anoche soñé con la imagen de un hombre solitario frente al mar, el cual ha dicho; “soy hundimiento e ilusión...”. Mucho después, logré relacionarlo con la imagen del hongo atómico y su devastación.

Ese hombre pude haber sido yo.

Sentado en un banco de una plaza intento buscar una palabra que pueda unir las acciones de la devastación del hongo atómico y el vuelo de un pájaro. Podrá ser párpado ?.

Los dialogantes, las volutas de humo del cigarrillo, el pequeño pájaro posado sobre la copa de un árbol y el hombre solitario frente al mar ya no están donde debieran estar.

Han sido atrapados por los círculos inarticulados del vacío de una tarde infinita cuyo silencio y memoria se reconstruyen en sentido inverso a cualquier combinación verbal de unos dialogantes y que, finalmente, nos remitirá a la mirada perdida de un hombre solitario frente al mar.

Por lo tanto;

  1. El canto del pájaro posado sobre la copa de un árbol se ha venido reconstruyendo miles de veces para cantar allí.

  2. El discurso o combinación verbal de los dialogantes no se ha perdido. Viaja a través de la memoria de otros dialogantes en forma de volutas de humo de cigarrillo.

  3. Los momentos de la vida son como las fotografías. Atrapan al ser por un instante , pero colgamos infinitamente de la nada.

  4. El hombre solitario frente al mar y yo somos hundimiento e ilusión, y si uno de los dos no estuviese donde debiera estar, nos veríamos entonces en el vacío transparente de un discurso de unos dialogantes dentro de una tarde infinita.

  5. Finalmente, la palabra párpado es parte del círculo de una cerradura imaginaria cuya combinación le permite a los hombres solitarios darse una serie de significados frente al mar infinito y lograr escapar de la nada.

     

-Marcelo Seguel Bon
<[email protected]>

   




Proyecto Ossott (del país de la pena).

Acabo de leer; “el sol me quema, incendia mi piel, ilumina mis ojos...”. Pero cómo lo lograré entender ?. Tantas veces lo he leído que no sé si la imagen de una playa transparente en la transparencia existió o la soñé. Somos la intemperie o estamos bien muertos. Las palabras nos revelan el vacío.

-Marcelo Seguel Bon
<[email protected]>

   




 

El circo roto

Hanni Ossott nos leyó con su voz quebrada. La locura es como una borrachera.

Desgarradora tu voz, vehículo de esa mente joven.
Desgarradora tu locura registrada en cassette. Tan real como las cosas que quedan grabadas.

-Daniel Pratt
<[email protected]>

 



In memoriam Hanni Ossott

Junto a esta taza de chocolate, a 57 años de tu nacimiento y cuarenta y tantos días de tu partida, desde el reino donde la noche se abre, en presencia de tu imagen, en disolución, templanza y vida, fulges en el cielo, tu arco grande. En la experiencia de revelación la realidad se deja estar. Ella dicta ahora la palabra.  Poesía es atender la realidad. El atender —nos decías— es un cuidar, y es advertir. El poeta se ocupa de la atención. Por eso tu presencia ocupa el rato de este insomnio. Celebramos tu vida aparatosamente lunar entre nosotros. Contigo y con Rilke creemos en la noche. Construimos a Dios, desde las oscuras horas del ser. Aun cuando no queramos: Dios madura. Él sabe que siempre llega uno nuevo para construirlo. Desde las bridas del sueño, nos confirmas que sólo hay que cuidar, vivir, resistir, sobrevivir. Fundar el mundo. Hacer la noche. Templar el habla, el error, la errancia, el esplendor. Desear la noche. Hacer claridades. Hacer fecundidad. Definir la penumbra. Rescatar al hombre de los pantanos del ser. Poner riendas a la propia locura. Convertir el delirio en razón. Curarse de su Noche. Vigilar la casa del ser. Vivir absorto, en la luz asombrada. Hacer que las cosas sean, se abran espacio y se instalen en nosotros. Despertar el mundo. ¿Dónde tu errar y nuestro errar dónde? ¿Dónde ahora la mirada, sobre qué pozos esta lejitud? ¿Qué maridad puedes darnos, qué esencia, qué grano? ¿Tu corazón en qué centro estará, dónde? Eres temblor de estrella y nosotros tan lejos, esperando el golpe inminente, el hachazo... ¿Dónde estás? ¿En qué punto del universo, en qué centro? ¿Dónde gravitas? Eres el milagro en el desierto. Una hora al borde del día. Pasión y luz. Una ruta, un camino. Lo grande, lo inmenso, lo grave, con los ojos clavados en sagrada celebración, desde la gran vasija del alma. El porvenir, el retorno, el regazo, el mar, la plenitud, la aurora... Vigila. Haznos guardianes de tu sombra. Conserva el resplandor de lo fluyente.  Recobra la vida desde el fondo de la muerte. Sálvate. Redime la realidad. Redímete. Canta a pesar de la fuga. Retén instantes. Recoge. Atesora. Ten la imagen. Conquista espacios. Despliega la palabra. Haz presencia y presente. Expresa la manera en que los seres mueren o se abrazan levemente. Sigue siendo a pesar de los desgajes. Vive el morir. Suda tu Noche: destino, carne, cuerpo, barro. Racha de luz: fuego, incendio, brasa, quemadura —poesía de alma herida— ensánchate como un traje de fiesta sobre  las cosas pensativas... Dale, Señor, a cada uno su muerte. Tan sólo el canto celebra y santifica. ¡Sé eterna! ¡Sé tuya! ¡Sé la copa sonorosa, la que se rompe cuando suena! ¡Acaece! ¡Vive tu vida, tu maduración, tu reino! Esparce tu semilla, fertiliza el verde de la hierba. Sujétate. Húndete en lo verde. Agárrate como un árbol a la tierra. Aquiétate. Sé una sola mirada hundida. Tunda el viento las orlas de tu risa. Tensa la cítara de Dios. ¿Hubo Dios en esa quebrazón de galletas celestiales? Deja que muerda tus estrellas, tus nubes, tus noches olorosas...


-Pablo Mora
<[email protected]>