[an error occurred while processing this directive]



   

Lo potente de una buena actitud

-Yadelcy Hamber Machado
<[email protected]>


    Observándome, días atrás confirme lo interesante e importante de una buena actitud en estos momentos de la vida.

    Quizás algunos piensen que es una tontería o que es de auto-pajuatos aquello de la actitud positiva y yo estoy de acuerdo con ellos porque no hablo acá de “esa buena” actitud.

    Recientemente me correspondió estar en una especie de maratón. Había que realizar un trabajo, durante toda la noche y a la intemperie, la paga era buena y los beneficios muchos. Como estoy desempleada, decidí echarle pichón al asunto con la convicción de ir a divertirme ya que desconocía por completo todo lo referente a “ese” trabajo... por supuesto que no era de callejera, como creo que se están imaginando...

    El asunto era referente a un comercial de televisión que requería de muchos extras y yo era una de ese montón...

    El quid del asunto reside en que después de las cuatro de la mañana los ánimos no son los mismos que los de la seis de la tarde y es allí donde precisamente se requiere una buena actitud para seguir disfrutando el momento, cumplir con el trabajo y además no sentirme abusada, atropellado o insultado por los malos humores de los “otros”. Como desconozco el medio por completo, fui con la actitud de aprender y disfrutar y además con una disposición de apertura y observación... ello me permitió sentirme bien, aún a tan altas horas de la noche e incluso al amanecer que fue cuando todo el asunto terminó.

    Todo ello me hizo reflexionar. Una buena actitud ante la vida te abre puertas en vez de cerrarlas, da soluciones en vez de tristezas y ayuda en vez de molestarte.

    No estoy de acuerdo con aquellos que abanderan una actitud positiva a toda costa y pulmón, porque noto días en los cuales no estoy tan optimista, ni tan esperanzada respecto al futuro, ni al de mi país, hay otros en que sencillamente considero que no voy a poder continuar en mi camino trazado y hay instantes en que considero que mis sueños jamás se van ha hacer realidad... en esos momentos me entristezco y lloro hasta el final de mis lágrimas, permitiéndoles a mis ojos ponerse del tamaño del de los sapos del estanque mas cercano, sin esperar que sean los del príncipe azul... también lo comento con los mas allegados o el grupo de apoyo al cual suelo asistir. Admito sinceramente mi emoción de un momento “X” y ello sencillamente me hace sentir un tanto mejor... luego llega la calma (¡siempre llega la calma!) y puedo apreciarme y a todo el asunto desde una mejor visión.

    La mejor actitud para un momento determinado podría ser estar calmada conmigo misma, ser coherente con mi propio sentir, ceder ante mi propia vulnerabilidad, quizás guardar silencio y ser tolerante, o admitir la profunda ira que siento y buscar formas de canalizarla ecológicamente sin meter a nadie en mi cuento funesto de rabia, o reconocer que soy una envidiosa (¡a veces!) por los triunfos de los demás... esa mejor actitud es una posición personal, intrínseca, interna. La entiendo como un estado de coherencia conmigo misma y con mi entorno... Una forma de transparencia y una especie de sinceridad personal que nada tiene que ver con los otros, sorteando, así cual es mi mejor actitud en todo momento.

    La solución de los problemas que se nos presentan en la vida, muchas veces nada tiene que ver con que seamos positivos o negativos respecto a los mismos. Me funciona la comprensión profunda que tenga con relación al asunto en cuestión, lo que dice de mi misma ese problema y lo reflejado. Trascenderlos ha sido siempre una consecuencia del grado de comprensión profunda tenido respecto a la problemática específica y con independencia de la opinión externa. La mejor actitud ha variado en mi dependiendo de cada situación especifica... en algunos momentos me ha convenido explotar de ira y armar “EL PEO”, otras me ha resultado guardar un omnisciente silencio respecto a la cuestión, otras llorar o si no me ha convenido comentar en momentos estratégicos lo vulnerable que me siento y llorar en consecuencia.

    Comprendo que es una actitud muy personal la escogencia de la más poderosa y beneficiosa táctica que pueda utilizar en un momento determinado para resolver mis propios problemas. En mi obra (¡la vida de todos es considerada por mí como una obra de teatro!) no se permite resolver los problemas haciéndoles daño a los otros, pisando o empujando a nadie. Pero ese es mi estilo, no tiene que ser ni compartido ni aplaudido, entonces mis maniobras están libres de esas estratagemas. Mi consideración es resolver mis propios problemas (¡yo soy responsable!) con las mejores actitudes que pueda crear en cada momento de la vida y de forma ecológica.

    Lo potente de una buena actitud, es que te permite estar en sintonía interna a fin de conectar con las soluciones más propicias, favorables y oportunas para ti y así crear, en un momento, determinado un desenlace acorde y cómodo para todos tus asuntos.

    Cerraría esta reflexión con la pregunta consecuente: ¿cuáles serian para ti las mejores actitudes que podrías tomar en determinadas situaciones? Y ¿consideras que siempre serian las mismas?... Puedes responderme a [email protected].

   

[an error occurred while processing this directive]