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Como sea, llegamos

Historia y fotos: Medusa


Carlos y yo habíamos tenido las dos peores semanas laborales posibles, se habían presentado todos los inconvenientes y situaciones estresantes imaginables… pero no importaba, total pronto estaríamos sobre un avión rumbo a New York, la ciudad que nunca duerme, para luego seguir hasta Washington DC, donde se celebraría el matrimonio de mi hermana Mary (razón principal del viaje) para luego continuar con tres semanas recorriendo la Costa Este, con expectativas de llegar a Canadá. Yo no paraba de evocar a Frank Sinatra con su tan famosa “It´s up to you New York, New York….tan tan tarara…” Ya nos habíamos reunido con R y S para planificar cada uno de nuestros días coincidentes en la citada ciudad, ya no había información de Internet que no estuviera impresa y debidamente organizada en una carpeta, separada por ciudad que visitaríamos…

Era martes 11 de Septiembre y yo estaba en mi trabajo, con Vicen, mi hermano, terminando los últimos detalles, que siempre se convierten en gigantes problemas que resolver, mientras Carlos estaba en la casa terminando su maleta (la mía ya estaba lista desde el fin de semana, pues sabía los días de trabajo que me esperaban), ya que nuestro vuelo era al día siguiente, cuando de pronto llama Goi, novia de Vicen, una de las tantas invitadas a la boda que había confirmado su asistencia y me comenta que un avión acababa de chocar contra una Torre Gemela… por supuesto la sorpresa no fue normal al escuchar que otro avión había chocado contra la otra Torre Gemela… y allí empezó un sinfín de llamadas telefónicas por parte de todos los allegados y familiares que también iban a la boda y al igual que nosotros no podían creer lo que estaba sucediendo… Una de las llamadas provenía de Washington DC, donde ya se encontraban mis padres desde hacía tres días (con vestido de novia y todo) para informarnos lo que ya sabíamos acerca de lo ocurrido en NY, también me comentaron que se disponían a salir al centro a pasear un rato y visitar ciertos museos y quizá la casa blanca… ¡Que detalle!, menos mal fueron interrumpidos por el personal de hotel… justo al trancar otra noticia estelar: Otro avión se estrelló contra el Pentágono, ya allí ni Vicen ni yo sabíamos qué pensar… entonces después de un gran esfuerzo por comunicarnos, logramos hablar con Mary, The Bride, y notamos que sabía menos que nosotros. Mientras tanto, por la otra línea, llama Carlos, que acababa de ver como se DESPLOMABA una de las Gemelas y Mary por otro lado diciéndome que era ABSOLUTAMENTE IMPOSIBLE, y yo le terqueaba: ¡Qué Carlos lo está viendo! Y ella: ¡Qué no puede ser! Finalmente trancamos con ambos y yo me fui para mi casa, a ver por mí misma en la Tele las imágenes de todo lo que me habían contado por teléfono, sintiendo que una nube negra acababa de aparecer sobre nuestras ansiadísimas vacaciones.

Evidentemente, todos los vuelos estaban cancelados, los aeropuertos cerrados y la incertidumbre era el común denominador entre todos… describir los días siguientes sería inútil, lo único que hacíamos, en nuestra casa o en la de Vicen, era ver las noticias, que eran tres o cuatro que se repetían a lo largo de TODO el día y en TODOS los canales y llamar a cuanta línea aérea y agencia de viajes conociéramos, para intentar volar. Está de más decir que teníamos reservaciones en cuanto vuelo existiera con destino a USA, sin importar la ciudad… las imágenes devastadoras, y las esperanzas de poder llegar al matrimonio se iban desvaneciendo. Por otra parte, las llamadas hacia y desde USA ocurrían a placer. Mis padres nos aconsejaban que no nos pusiéramos en peligro, Mary había pasado por todas las etapas posibles, desde la negación de la gravedad de la situación, confiando en la súper eficiencia gringa que solucionaría todo en un día, hasta la aceptación total de que más de la mitad de sus invitados, incluyéndonos, que provenían de Venezuela e Italia, no iban a llegar a su boda. La mayoría de los de Venezuela había decidido no ir, pero Vicen, Carlos y yo seguíamos con la consigna de que “COMO SEA LLEGAMOS” En las noches, nos sentíamos tan agotados como el que tiene a un familiar en Terapia Intensiva, que no se ha movido en todo el día de una silla, pero llega a su casa sintiéndose casi muerto…

Era Viernes 14, amanecimos llamando a una de las tantas líneas aéreas a ver si el vuelo pautado para dentro de unas horas seguía en pie, evidentemente la respuesta fue negativa y por primera vez yo sentí que nuestro viaje había estado siempre abrazado a una de las Torres, cualquiera, y que ya no sería posible llegar a la boda. Llamé a mis papás en crisis de llanto y me desahogué durante casi una hora. Carlos me decía que esa misma tarde debíamos ir a AVIANCA a cambiar los pasajes para otro destino, pues quedarnos las tres semanas siguientes en Caracas iba a ser lo más deprimente EVER.

Habíamos cuadrado con Vicen para almorzar juntos en American Deli (quizás para sentirnos casi en USA) y luego nos fuimos a L´Eclair Gourmet a tomar café, para después entrar a Esperanto y curiosear entre los discos, cuando de repente llama Goi y nos comenta que Aeropostal estaba volando a USA…por un lado yo llamo a la agencia de viajes y la chica casi con burla me contesta que eso es absolutamente FALSO, mientras Carlos llama directamente a Aeropostal, donde le CONFIRMAN que efectivamente ya habían llegado dos vuelos a USA. Por supuesto el signo de interrogación en nuestras caras era de película…bueno, ¿Qué hacemos?, pues vamos al aeropuerto a ver…

Y en menos de una hora estábamos montados los tres en un taxi que nos llevaría al aeropuerto a resolver la gran incógnita…al cabo de cuatro horas estábamos montados en el avión rumbo a Miami…ahora la pregunta clave era ¿Y desde Miami cómo llegaremos a Washington?

Aterrizamos a la 1:30 AM y en el gran aeropuerto de Miami no había un solo counter abierto, obviamente, y empezamos la aventura telefónica cada uno en un teléfono llamando a trenes, autobuses y líneas aéreas para estudiar las posibilidades. El tren estaba descartado, pues tenían cupo para dentro de cuatro días, lo mismo que los autobuses. Sólo quedaba la opción más rápida… pero ninguno de los aeropuertos de Washington estaba abierto aun, así que la idea era aterrizar lo más cerca posible, y luego así fuera a pie, seguíamos con la consigna “COMO SEA LLEGAMOS” y así, volvimos a estar reservados en cuanto vuelo llegara a menos de cinco horas por tierra de Washington y teníamos reservaciones con destino a Baltimore, Philadelphia, entre otros, cuando mágicamente, como a las 6:00 AM ¡Apareció un vuelo con destino a Washington DC en la pantalla de United Airlines! Al acercarnos a averiguar, todavía no podían acceder a la pantalla y tuvimos que esperar un buen rato, para que, luego de MILES de preguntas FASTIDIOSÍSIMAS nos vendieran el tan deseado pasaje. Luego de llamar a Washington a informar, buscamos un rincón tranquilo de alfombra para echarnos a dormir un rato.

Finalmente llegamos a Washington a las 6:00 PM del sábado 15, con la sensación de que todo era un sueño, Mary no cabía de la alegría y mis padres no podían con la sorpresa… cabe destacar que la boda era el 16 a las 3:00 PM, así que “just in time” para poder descansar un poco y amanecer con Mary y mi mami en la peluquería para intentar que la magia del maquillaje profesional y el peinado nos borraran la cara de destrucción y estrés que las tres teníamos…

Luego de la boda, todos los planes del viaje habían cambiado, incluso los de Mary de luna de miel… Carlos y yo no sabíamos que nuestras nuevas vacaciones, estarían acompañadas de nuevos contratiempos: Apagones, Tornados y Manifestaciones que fueron apareciendo a lo largo del viaje.