Dancer in The Dark

Dir: Lars Von Trier. 2000.

El musical siempre tuvo su lado trágico e irreverente, Lars Von Trier no lo descubrió .En la era dorada, Stanley Donen se canso de contagiarle amargura y tristeza al género. Obviamente era un cineasta a contra corriente. De hecho, en su época, la mayoría de los musicales no pasaban de cuatro coreografías ultrabarrocas, siete canciones, y un final feliz .Vincet Milleni fue otro contrabandista de ideas largas en películas superficialmente melódicas. En Latinoamérica, Arturo Ripstein, hace aproximadamente ocho años, dirigió una de las rancheras largometragas más tristes y desesperadas de la historia del cine, "La Reina de la Noche". El deconstructivista Woody desarmó y rearmó el género en una de sus películas infravaloradas ,"Todos dicen te quiero". Al desterrado Mel Broks le dio por desmitificar el género, parodiándolo. Hace no más de media década, Alan Resnais recuperó las canciones de la música pop francesa para realizar uno de sus ensayos cinematográficos, "Apréndete la canción", con resultados estimulantemente dadaistas. Ahora llegó el momento de Lars Von Trier y Baz Luhrman. El segundo emuló la premisa del film de Resnais, configurando un obra redonda. El primero recobró el precedente musical mediante las técnicas documentales ,concibiendo una película irregular pero visualmente hipnótica.

Temáticamente es una parábola contra la injusticia, calculada para conmover, premeditada para accionar los lagrimales de la audiencia y provocar una reacción moral ante la pena de muerte de una madre ciega. La demanda es legítima, aunque los procedimientos para exigirla contradigan su esencia. Por un lado se enuncia la manipulación inherente al musical; por el otro, la película erige su denuncia, chantajeando emocionalmente al público. El ritual de la pena de muerte es dilatado hasta el paroxismo, reflejado en toda su maldad, rozando el rizo de la indignación general. La cámara nerviosa acentúa lo macabro de la secuencia, en un homenaje involuntario al reporterismo más aleccionadoramente sensacionalista. El director nos invita al final de la función, mediante un letrero, "a luchar por la justicia", como decía Superman.

Formalmente destaca la coherencia estética entre la banda sonora y las coreografías. La cámara no para de saltarse los ejes, registrando las perspectivas más turbadoras de los desconcertantes perfomances vocalizados por Björk. Las letras de las canciones permiten vislumbrar la ingenuidad existencial de la protagonista, mientras los planos desenfocados subrayan su padecimiento. La iluminación parece natural pero es planificadamente hiperreal. Los colores son opacos hasta en los momentos más felices, avizorando el desenlace fatal.

   
   

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Tres Noches

Dir: Fernando Venturini. 2001

El expresionismo Germánico representa el precedente estético del film noir .Fritz Lang , con la inmortal M, y Robert Weyne , fundador del "caligarismo" escenográfico , acuñaron las bases de los géneros con inclinación metafísica , entre los que figura el cine negro, erigiendo una arquitectura cinematográfica a la gloria de la deformidad urbana y la anomalía vital.

El resultado es una serie de insólitas experiencias visuales , arraigadas en el romanticismo gótico , con protagonistas que se desdoblan en monstruos , en seres deformes y malsanos, en antihéroes que se debaten entre la agonía y el amor loco, la necrofilia y la ternura, la violencia suicida y el crimen pasional, la insana poética y el recato moral.

Entre sus fotogramas se cuelan cientos de pliegues cinematográficos, inmortales hasta la fecha, imágenes refractarias, incomparables y mil veces fusiladas, gazapos formales, incomprendidos y subestimados, mensajes crípticos y laberínticos como un primer plano de una huella digital.

La ley de Lynch es un efecto de la constitución expresionista, al igual que el manifiesto Dogma y la pena de muerte decretada a los rebeldes con causa que descubren la corrupción del mundo en las películas negras como Tres Noches.

Fernando Venturini desnuda a la capital en su deterioro moral , exhibiéndola en paños menores de descomposición a escala general. Para el autor, Caracas es una red patibularia , donde el plomo revienta es un cuento viejo y la muerte acecha en cada esquina. La complicidad es absoluta y omnipresente cuando el hampa común trabaja a las ordenes de los sospechosos de siempre, y nadie confiesa conocer a nadie. El destino de los integrados , los que callan y corren la arruga, los que bailan mientras el techo se les cae encima, los que ríen por no llorar, los que veneran a Picasso y acusan al iconoclasta, es la inmortalidad en un eterno retorno del vacío. En cambio , el futuro de los apocalípticos es el fracaso, la desolación y el exterminio.

   


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Once cineastas que definirán el cine del próximo milenio (y III)

Arbitraria y personal como todas las selecciones, está lista no pretende ser definitiva o absoluta; viene determinada por lo subjetivo y visceral, aunque, como toda representación, se aproxima a la realidad. Por razones de espacio no están todos los que son, algunos treinta directores, por causa del medio el perfil de los elegidos se desarrolla de forma tan breve como rigurosa.


Larry y Andy Wachowski. Chicago, USA. 1965, 1967.
A pesar de que sólo han dirigido dos films, hay muchas esperanzas sembradas en este par de caballeros. Y no es para menos con todo lo que aportó para el cine comercial la impresionante, The Matrix. Nada es igual en Hollywod desde que se estrenó está película. Ahora los films de acción lucen más vertiginosos y trepidantes, los argumentos son medianamente complejos y los héroes ya no son reaccionarios y contrainsurgentes como Rambo y Terminator. Si los cálculos de los entendidos no fallan, estos hermanos redefinirán otra vez los códigos del cine de aventuras con sus secuelas de The Matrix.






Alexander Sokurov. Rusia. 1951
Es un cineasta complejo y hermético. Sus films son abstractos y líricos como los de Tarkovsky, parsimoniosos e hipnóticos como los de Angelopuolus, enigmáticos y atmosféricos como los de Antonioni, profundos y densos como los de Bergman. La gran virtud formal de Sokurov es que es de los pocos cineastas de su generación que ensaya y experimenta con los recursos del cine, especialmente con el sonido, la fotografía y los planos. Si hay un director que está construyendo el cine del futuro, ese es Sukurov. Este Ruso es otro que sólo podrá ser apreciado y entendido a plenitud por las generaciones de relevo.






Abel Ferrara. New York, USA. 1952.
Es un cineasta maldito y marginal, un filosofo desesperado y existencialista, un pornógrafo apocalíptico, un cultor del caos, un retratista del terror cotidiano, un documentalista de las emociones efímeras, un vampiro que proviene de las tinieblas urbanas de Nueva York. Hay pocos directores como Abel Ferarra en la historia del cine (Pasolini, Casavettes,Fassbinder, Tod Browning), ninguno tan atribulado y atormentado, tan pesimista y perturbador como el autor de Mal Teniente o EL Rey de Nueva York. Hay que advertir a los que desconocen la obra de este director, que sus films no se ven, se padecen, se sufren, se lloran desconsoladamente. Muchos de mis amigos han estado encerrados en sus casas durante semanas después de ver una de las deprimentes películas de Ferrara. ¿Por qué merece estar en está lista? Porque es un cineasta intransigente con sus valores, que es un ejemplo y un modelo a seguir por todos aquellos jóvenes que quieren hacer films fuera de las fronteras industriales del cine.



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