panfletonegro

¿Dónde está el gremio de cineastas venezolanos?

Mariana-Rondon
El caso de la cineasta venezolana Mariana Rondón me llena de vergüenza. La reacción de adefesios como Alex Lanz era predecible: un apparatchik miserable con serios impedimentos ortográficos y gramaticales, que escupe toda la bilis de perro rabioso desde la comodidad de quien maneja el poder. Vaya y pase. Energúmenos siempre los ha habido: sicofantes y tarifados, mamando como Lewinsky hasta que el excremento del diablo les sale por las orejas y le pueden comprar a sus niños GTA V con sus manitos socialistas y sus dólares (¿o son yuanes, a estas alturas?), mugrientos.

 

Pero que los colegas de la susodicha se sienten en las gradas de este coliseo del siglo XXI a ver a su compañera despedazada por las bestias; que a duras penas murmuren algún descontento en un murito de Facebook; que volteen la mirada mientras Lanz y sus adláteres la crucifican y la humillan en público; eso, de verdad que no tiene explicación.

 

¿Dónde está el ANAC, la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos de Venezuela? ¿Por qué el Presidente del ANAC, Rafael Straga Zué, no da la cara? ¿Dónde está la redacción del documento, la recolección de firmas en apoyo a Rondón?

 

Porque gente interpelando al ANAC, sí que las hay. La cineasta Josefina Jordán, por ejemplo, autora de documentales y conocida del gremio, le escribió personalmente al Presidente del ANAC, pidiéndole sentar posición ante el caso Rondón. Pero este no da la cara, este «Presidente» prefiere dejar que revuelquen en el estiércol a quien es, hoy por hoy, la cineasta venezolana más importante en el plano internacional. Señor Rafael Straga Zué, «Presidente»: cuando en su página se jacta de defender «la total libertad de creación y difusión» de la obra cinematográfica, ¿exactamente a qué se refiere? ¿A quién defiende usted, aparte de las míseras limosnas petroleras que el mastodonte político le salpica en la cara?

 

Y si usted no defiende a Rondón, ¿a quién defiende?

 

Por otro lado, ¿dónde están los demás cineastas? Porque hoy es Mariana Rondón, mañana lo sentirán ustedes: sí, la soga. Esa soga de Hitchcock que se enrosca, suave y dulcemente, alrededor de sus cuellos. Esa soga trepadora, que les endulza la lengua, que les obliga a empezar toda presentación diciendo, «agradezco al Comandante Chávez por haberme dado el honor de rodar SU película…».

 

Qué asco. Qué vergüenza. Que una plaga caiga sobre los cineastas nacionales, quienes colaboran con el acoso a Mariana Rondón desde su silencio cómplice.

Salir de la versión móvil