panfletonegro

Caracas Ciudad de Despedidas: Más allá del contenido manifiesto.

/home/depr002/panfletonegro.com/v/wp-content/themes/panfleto2019/images/random/depr_36.jpg
foto por @rufian

Intentaré no redundar en las muchas cosas que se han dicho al respecto ya que quiero enfocarme en el producto y sus repercusiones, y en una lectura del video en la que trataré de dejar en segundo plano gran parte del discurso verbal de los protagonistas concentrándome en las imágenes y su potencial generativo que ha disparado un debate muy necesario más allá de lo que quizás imaginaron sus autores.

Empecemos por el título, y lo que se refiere a las despedidas. Quiero enfocarme en este punto para mencionar otras despedidas que para mi quedan reflejadas en el tono emocional del video aunque no aparezcan en el discurso verbal. Hablo de las despedidas por homicidios todos los fines de semana que ya están absolutamente normalizadas, las despedidas que hacemos cuando nos damos cuenta que estamos perdiendo cada vez más la esperanza y por lo tanto tenemos que decirle adiós a una parte de nosotros, también a como tenemos que despedirnos tempranamente de nuestra ingenuidad, dejar de pensar demasiado para no ser tan conscientes de la aplastante realidad que vivimos, tener que añorar los desconocidos paseos “a las 3 de la madrugada” para no hablar de los paseos que ya no podemos que tener con tranquilidad a las 3 de la tarde, los alimentos que ya no vemos, el agua limpia que ya no tenemos, y así podríamos seguir mencionando muchas cosas más en la ciudad (o el país) de las despedidas. Adiós a todo eso.

En segundo lugar están los escenarios utilizados para la filmación, ya que estoy seguro que no fueron elegidos intencionalmente para enviar un mensaje, pero accidentalmente transmiten todo con mucha más elocuencia de la que parecen tener sus protagonistas. El criterio de elección quizás fue otro, pero tenemos ahí una gran representación del encierro. Todos en sus casas, en sus jardines, en sus habitaciones o en sus autos. Hablando de una ciudad de la que son espectadores pero que no se atreven a tocar, con sobradas razones. Hablando de la segmentación espacial (al este del este) y social que no los deja ver más allá. A ratos conscientes de ello, en otros momentos sin tomarle el peso suficiente o sin hacer consciente de la cuota de responsabilidad que tienen sobre la perpetuación de esta segmentación. No sé si es solo mi interpretación, pero cuando veo a  Johan hablando de que es “del este del este” me parece que el correlato emocional asociado a eso es devastador,  condensa el conformismo perezoso, el miedo y la desesperanza una vez más. Están hablando de un vacío que parece ser irreparable y que se asocia a un malestar significativo. Este video es la manifestación del síntoma de la juventud venezolana contemporánea, ya que, aunque usen palabras de niñxs de clase media alta de la capital, igual están hablando por todos en algún nivel. Están hablando desde la burbuja en la que no eligieron estar encerrados, sino que se cristalizó como mecanismo de defensa más que justificable que les permite adaptarse medianamente a todo eso que pasa allá afuera, mientras tratamos de pensarlo desde nuestro encierro.

Otro elemento a resaltar: las fiestas. Se las nombra y se las muestra, pero ¿Por qué mostrar una fiesta en un video como este con música de las bandas de moda?, ¿Por qué incorporar dentro del texto del video ese espacio de imágenes a distinta velocidad en las que el tiempo transcurre sin diálogos?, otro acto inconsciente que coloca en primer plano uno de los espacios preferidos por los jóvenes desde su (nuestro) afrontamiento evitativo de los conflictos y cierto grado de desconexión de la realidad. No aparece (ni siquiera como posibilidad) la protesta, ni el activismo social, ni referencias a la vida universitaria, o al malestar de las familias que ven a sus hijos partir. Solo la fiesta sin celebración. Para escaparnos por un rato.

Finalmente cierro con la nostalgia. La que ni siquiera tiene un pasado mejor que recordar sino que aparece en relación a un ideal de ciudad vivible que se pierde en la abstracción y en las fantasias infantiles de una Caracas sin caraqueños. También la nostalgia anticipada de quienes saben lo que vendrá, quienes aunque tienen corta edad, ya por referencia saben lo que significa estar afuera y también se asustan, los arropa la ambivalencia y cierran rápidamente el video con un optimismo apurado y casi desesperado con el cual personalmente también puedo ser empático cada vez que trato de verle algún aspecto positivo a mi ciudad y a mi país luego de haber estado viviendo fuera dos años.

 

Al final nos queda el cansancio, la cara de hastío de los protagonistas del video, la cara de hastío de nosotros en cada espacio social donde ya no están todos los que quisiéramos que estuviesen. Las historias aterradoras que se cuelan en las conversaciones cotidianas, las elecciones del 7 de octubre, el cáncer, el nuevo camino, el reten de La Planta, la Orquesta Sinfónica Simón Bolivar, el Miss Venezuela, y todas esas cosas que danzan caóticamente a nuestro alrededor alimentando nuestros sueños y nuestras peores pesadillas.

Felicito a los autores y los actores del video por su sinceridad, en definitiva creo que es lo más valioso del video, a pesar de que prácticamente nadie está hablando de eso.

 

Marco A.

Salir de la versión móvil