Que gente tan loca, Dios mío

Trascripción del mail de fecha 22 de julio, de O a los perversos orales, con su autorización, para panfletonegro.com
Fotos: Roland Devereaux

Hola mi gente.

Aquí el negrito corresponsal en las europas, trayéndoles un repoltaje pelvelso del love parade de Berlín.

Antwerp, viernes 20, medianoche.
Pasando frío como un pendejo en una esquina de centro comercial antwerpeño, espero el autobús que tiene media hora de retraso, pero llega, plagado de rubios, rubias y un chinito fashion. Hay dos paradas en el camino a cuál más poblada de vainas raras: colores brillantes de ropa y pelo, mucha pelusa y plumas, la vuelta de los 80's aderezados con piel de vaca y tigre.

Berlín, sábado 21, 9 a.m.
Luego de dormir poco y mal, de un viaje aburrido donde el techno a todo volumen, el humo del cigarro y Tom Cruise saltando de un helicóptero en un efecto malo de benji no te dejan conciliar el sueño, paramos en el Zentralflughafen, un aeropuerto de la capital alemana, ubicado no se si al sur o al norte por un serio problema con la rosa de los vientos. Reflexión 1: toda ciudad debería tener el Ávila de fondo. Luego de un desayunito más bien pobre, cada uno por su lado y a patear el pavimento hasta que empiece el derrape.

El primer paso es el abastecimiento: practico mi pobre alemán con la compra de una tarjeta de teléfono y dos rollos de cámara. La gente sonríe; de mí o conmigo la verdad no me importa mucho. Hasta las 2 p.m., lo que hice lo pueden encontrar en la sección viajes del segundo número de panfletonegro.com: subir a la aceituna ensartada de Alexanderplatz, paseo con la boca abierta por Postdamerplatz, que parece un escenario gigantesco para "Blade Runner 2, el regreso", Checkpoint Charlie y el museo del muro, y la CATEDRAL en mayúsculas de Berlín, qué monstruosidad. De ahí al zoológico a buscar a Yaremí. La llamo a su celular y está en el tren, que llega a las 18h al Zoo Station. Tengo tiempo para tomar la vía larga al zoológico: pasar por el medio del love parade que recién comienza.

Las criaturas raras del mundo vagaban errantes por las calles hacia el mismo destino, la avenida 17 de junio, donde se concentran viejas topless, gays bottomless, niñas en tanguitas que ni Margarita en semana santa. Las caravanas son camiones repletos de bailarines, DJ's y animadores/as semidesnudos y batiéndose durísimo. Puro abdomen plano y glúteos tiesos. Cada camión es una miniteca y van de un extremo al otro de la avenida, creando un remolino de gente en el Siegessäule del Tiergarten, la torre de “Tan lejos y tan cerca”.

Cuesta caminar, pero no hay apuro. Es como el carnaval de Río: sólo sostengo bien mi morral, compro un pito y a hacer bulla y bailar changuita señores.

En el Siegessäule hay una tarima para los DJ's principales, entre los cuales hay nombres como los de DJ Hell y Paul van Dyk. Cuando llegué, nadie sabía dónde esperar los arrivals, así que llamé de nuevo para decirle a Yare donde estaba y que me buscara al salir. Nos encontramos y de vuelta a la perdición.

Cada treinta segundos profiere un “que gente tan loca, Dios mío” que podría ser título de un cuento, pero en cinco minutos la sacan a bailar. Es una tipa que quiere ensanducharla con su novio y ella se la recontra baila y todos voltean esperando un show sáfico y se decepcionan tras una despedida con sonrisitas.

Luego de atravesar la puerta de Brandenburgo, que está completamente forrada por una foto alterada de la puerta de Brandenburgo con las columnas rizadas, vemos un gentío alrededor de algo.

Hay una pareja bailando en ropa interior. Ella lo provoca a él y actúan como si no se conocieran. Vaya usted a saber como empezó la cosa. Todo el mundo pita y aúpa a los amantes y el tipo se va sintiendo el centro de atención del love parade 2001, casi nada. La tipa le mete mano y se deja meter mano. La gallera se alborota (¿una mujer presume de posible, Cami?) y la tipa baja el interior del chamo. Se lo empieza a chupar. Fotos. Fotos. Fotos. Chinos tomando fotos, mujeres tomando fotos, hombres tomando close-up's. La chama lame, chupa, mordisquea y el chamo con cara de sobrado, pero la verdad es que no se le para. No se le paró mientras estuvimos ahí, como 15 minutos, y ya la chama se rendía mientras.

Salimos de ahí, salchichitas, foto con la polizei y ella toma su tren a Badhersfeld a las 2 y pico de la madrugada. Yo camino un rato, pero a las tres todo muere. Me voy al aeropuerto, a esperar mi autobús que sale a las seis a los Antwerpens y al llegar, después de comer, me meto en un cyber café a esperar que echarle el cuento a los panas me lleve a mi casa por un rato.

Y lo logro.

Un abrazo a todos.

O. Antwerp 22072001.

PD: mil gracias, Gerard, por la “camarita” salvapatria.