La del 2007 fue una perita en dulce al lado de la del 2008, cuando la censura y el pensamiento único hacen de las suyas en nombre de conceptos tan remanidos como revolución, patria, socialismo y muerte, como comparsa cultural de la campaña bolivariana para las elecciones regionales de Noviembre.Bienvenidos a su Feria Habanera.
De nuevo, los libros son la excusa para desplegar un ostentoso, rastrero, enfermizo y uniformado evento propagandístico a favor de la mentada ideología del gobierno, donde el pacto de la lucidez y la inteligencia brillan por su ausencia, ante la hegemonía de la corrección política roja rojita, más allá de la abominable discriminación del stand de El Nacional, sin justificación alguna. El ojo por ojo de la gestión de Héctor Soto no nos va a llevar para ningún sitio. Mucho menos el chavismo enceguecido, jala mecate y talibánico de la organización de la Feria, bien carente de diversidad, actualidad y pluralidad.
En efecto, hemos regresado al imperio de lo mismo. Los títulos son los de siempre: biografías oficiales sobre el santuario de la izquierda divina, ensayos antiimperialistas de orientación maniquea, las clásicas futilidades del sello Monte Ávila bajo la nueva administración, supuestos análisis de satanización contra el periodismo, manuales amarillistas y postmarxistas para convencernos de las maldades inherentes al capitalismo, glorificaciones ingenuas al llamado “proceso de cambios”, discursos de Fidel, entrevistas a Fidel y las típicas frivolidades best selleristas aupadas por los fondos comerciales, en una muestra esquizoide a camino entre la locura bibliográfica de moral estalinista y la enajenación mercantilista de los negociantes de la palabra impresa.
Al respecto, es interesante reparar en la distribución del espacio, para llegar a conclusiones menos alentadoras. Al principio, aunque usted no lo crea, figura el mamarracho de pabellón del Minci, con una batería de pantallas planas donde proyectan basura demagógica programada por VIVE. De paso regalan panfletos bobos de autores tan equilibraditos como Pascual Serrano y Luis Britto García.
Después, sobresalen filas y filas de cámaras oficialistas del libro. Imagínense la enriquecedora variedad de los títulos. Aquí deben gozar un puyero los jóvenes farsantes engañados por las universidades progresistas. El Filven es un santuario para ignorantes rococo y esnobistas sensibilizados por las promesas emancipadoras del Foro Social Mundial.
Mientras tanto, hay cornetas a diestra y siniestra con musiquita conductista impuesta por una mente realmente perturbada y aterrorizada por los alcances penales de la ley resorte. En específico, los altoparlantes difunden el monocorde sonido del llano, a través del jueguito populista del cuatro, el arpa y las maracas. Desde temprano hasta la noche, nunca cambian el casetico joropero. Parece un parquecito de diversiones, cómodo y sin contradicciones, hecho para la viejita aquella anticuada de la película “Good Bye Lenin”. El Reino de Musipán según una versión comunistoide de El Conde de El Guacharo.
Así se pierde la valiosa oportunidad de promover discusiones interesantes y verdaderamente subversivas, al margen del sistema mundo y del norte marcado por el poder en ejercicio.
Fuera del debate, fuera de la convocatoria, fuera del recinto y fuera de contexto, quedamos todos nosotros, una vez más, quienes creemos en la libre discusión de los conceptos y en el combate frontal a las ideas fuerza de las élites enchichorradas de Venezuela.
En lugar de ello, Filven alimenta y alienta la sumisión y el conformismo del lector por medio del control de la oferta y la estandarización de la demanda, en una replica subdesarrollada y acomplejada del canon economicista del mercado monopólico. Por tanto y en resumen, la Feria debe ser boicoteada, denunciada y resistida. Lo otro es sumarse a la hipocresía y consentir el lavado de cerebro en público y a gran escala.
Al salir, una locutora engolada nos informa: “los invitamos a participar en el foro sobre la condición del libro en la Quinta República, con la intervención de Héctor Soto y compañía”. Dios nos agarre confesados. Ojalá termine pronto la pesadilla. Señoras y señores, buenas noches.
P.D: Y ni hablar de la nueva censura establecida en el mercado del libro a través del MILCO en conjunción con CADIVI, supuestamente para proteger a las editoriales nacionales. En realidad, es una forma de discriminación y represión, puesta en evidencia por el diezmado repertorio del FILVEN 2008.