Es una pregunta que me hago constantemente, hace 2 años que logre salir de Venezuela, ya en esa época se me hacia muy difícil imaginar el resto de mi vida ahí, “vivía” (si se le puede llamar a eso vida) en un estado de zozobra constante, asustado y amargado.
Planeaba mi futuro lejos de esas fronteras, en ese momento consideraba que cualquier eventualidad que tendría que enfrentar en el futuro, sería mucho mas sencillo que intentar sobrevivir en un país comunista, que apretaba el acelerador de la destrucción y arrasaba con todo a su paso.
Dejando todo atrás comencé mi camino en Argentina, un país que no estaba precisamente muy bien económicamente pero que distaba mucho de Venezuela, he tenido que afrontar situaciones bastante difíciles, no solo laborales y económicas.
La enorme presión que me impuse, para tratar de resolver mis problemas en corto tiempo, lo hacia todo más difícil, hoy ya tengo un trabajo profesional estable, solucione en buena parte mis problemas económicos, pero a pesar de lo que había creído cuando caminaba sobre la obra de Cruz-Diez, nunca he escapado.
No tengo un ápice de nacionalismo, pero, no puedo entenderme sin mis vivencias y recuerdos, sin la gente que quiero y los lugares en donde se dieron. Hoy tengo 28 años de experiencias que no puedo explicar, que no tienen lugar ni interpretes, olores que no puedo recrear, comidas que no puedo saborear, personas que no puedo abrazar, tristezas que no puedo aplacar.
Cada logro que alcanzo, esta incompleto, no tengo a mi mamá para que pruebe las caraotas que aprendí a cocinar aquí, ni ver un juego de béisbol con mi papá o a mi abuela dándome la bendición.
No sé si hay vida después de una tragedia, solo sé que me esta costando tenerla, durante ella.
