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Ida por vuelta a Puerto La Cruz buscando cerrar ciclos

por Bea.


Como la mayoría de las decisiones que he tomado en mi vida, ésta se basó en un impulso.

Hacía un año que no sabia nada de él. Lo había visto aquella vez que Copperfield lo desapareció en el escenario delante de una yo maravillada que pedía a gritos que no lo reaparecieran.

Meses atrás, una bruja me había dicho que seguía pensando en mí y pronto lo vería. Claro que se le olvido leer entre bastos y espadas que iba a ser yo la que saldría corriendo a buscarlo.

Nuestro primer contacto fue electrónico. Debo haber escrito el mail mil veces. Debía ser personal pero no indiscreto, revelador pero no tanto. En fin, rojo pero a la vez verde.

En esa misma época esperaba la respuesta de una pasantía en Alemania así que revisaba mi correo cada 5 minutos. Su respuesta llego casi de inmediato. Primera buena señal.

"Hola Q" -Así nos decíamos de cariño. Segunda buena señal. Era un mail cariñoso y como el mío dejaba ver el rastro de "algo" todavía indefinible. Pero la verdad es que si el mail hubiese dicho "Fuck off" seguramente yo habría leído entre líneas el "todavía te quiero".

Me contó que estaba viviendo en Puerto La Cruz, que le iba muy bien en el trabajo. Decía que siempre pensaba en mí pero que nunca se había atrevido a llamarme.

Después de ese mail no me importó que no me contestaran de Alemania o que luego de graduada tuviera que pedirle a mi mama plata para ir al cine. Después de un año de pensarlo me había atrevido a buscarlo y su respuesta había sido mucho mas de lo que esperaba.

Quedamos en conversar por mail un tiempo para reacostumbrarnos. Dos días después yo estaba mas que reacostumbrada y quería más.

Lo llame por teléfono y con la mas consciente de las malicias le dije que me iba a vivir a Alemania (Scheiße!! Nada que respondían los alemanes). Le dije que quería verlo antes de irme porque pensaba que entre nosotros había un ciclo que cerrar y no me quería ir dejándolo así. Sabía exactamente que approach iba a usar. El me había metido en eso del rebirthing hacia años y creía mucho en lo de los ciclos de la vida y completarlos y bla bla bla. Me dijo que venía a Caracas sino hasta dentro de un mes. "Para entonces ya yo estoy en Alemania". Realmente estaba convencida de que me iba.

Bueno, era de esperarse. Lo cerqué de tal manera que si no me preguntaba habría pensado que o ya no le gustaban las mujeres o era mentira y yo no era tan buena en la cama como decía: "¿No quieres venir a visitarme a Puerto?" "¿Visitarte allá?" Ahh… Los hombres son tan predecibles.

Debió haber sido martes o miércoles. Sólo recuerdo que en menos de 1 hora tenia el boleto comprado y el bulto (hopefully no iba a necesitar mucha ropa) listo.

Mi familia estaba de viaje así que no tuve que darle explicaciones a nadie. Mi mamá todavía no sabe y creo que nunca me voy a atrever a contarle. Ese es el tipo de cosas que harían que me desheredara si tuviera algo que heredarme.

Mi amiga Mónica, que me animó durante el proceso, me llevo a la estación de autobuses. No les había contado, me fui en autobús. Horrible. No vuelvo a viajar así ni que me juren que va a ser el ultimo orgasmo de mi vida. Pero bueno, me fui. Escogí para viajar mi braga de Winnie Pooh. El odia a Winnie Pooh. Creo que para entonces alguna de mis fibras se empezaba a arrepentir y decidió por mi ir lo mas indeseable que pudiera. El viaje, tal como me lo esperaba, fue infernal.

Intente ubicarlo entre el gentío que recibía a un estudiante de intercambio para evitarme la sorpresa cara a cara. Pero no pude. Me tropecé con los ojos café al bajarme.

Sonreímos y yo decía no con la cabeza. "¿Que más?" "¿Cómo está todo?"

Se me había olvidado lo alto que era. Me ayudo con el bulto y fuimos al carro. ¡Al carro!

Mientras estuvimos juntos nunca le prestaron ninguno de los 3 carros de su casa. Yo lo llevaba y lo traía todos los días. "¿¿Y este carro??" "Mi mamá me lo dejó" -Coño.

Me dio una vuelta por la ciudad. Ya era bien tarde y la verdad no me interesaba para nada conocerla. Lo único que me interesa de Puerto La Cruz es que ahí se agarra el ferry para Margarita. Me dijo que estaba cansado y que no había nada que ver en un pueblo, que mejor nos fuésemos al apartamento. Como si necesitara una excusa. El ya me había dicho que tenía dos compañeros de cuarto. Por supuesto que no conocí a ninguno.

El apartamento tenia una vista preciosa. Sentados uno al lado del otro conversábamos viendo la bahía. Abrió una botella de vino y hablamos de cualquier cosa por horas. Después de tres copas de vino, ya yo estaba casi borracha, me invito a sentarme en sus piernas. Brinqué. Hubiese brincado igual si hubiese estado sobria.

"Se me había olvidado lo bello que son tus ojos". ¿Y cómo hacia para dejar de besarlo? Siempre supe que a él no le gustaban mis besos. "Bueno, comparado con hacer el amor contigo los besos son nada" -Nunca supe si eso era un halago.

Me cargó hasta su cama. Aunque sabía de sobra a qué había ido, no pude evitar empezar a temblar. Nos desvestimos entre la hamaca y el ala. Yo había llevado mis condones pero no hicieron falta. Supongo que vienen incorporados a los apartamentos de solteros.

Le dije que había sido tan rico como antes. Pero mentí. Todavía no sé por qué. Supongo que debe ser difícil decirle a un hombre: "No, no eres tan bueno como recordaba". Me mata. Claro, tampoco es que no lo disfruté. No nos vamos a caer a pasiones. Después de un año sin sexo habría disfrutado prácticamente cualquier cosa.

Casi al mismo tiempo que yo tenía mi último orgasmo, balbuceo algo como: "Si estas aquí para que volvamos, te equivocaste". Y por fin entendí el significado de coitus interruptus. El orgasmo se esfumó. Y a partir de entonces todo fue en picada.

Esa noche intenté poner en orden mis ideas. Yo había ido por el sexo. ¿Yo había ido por sexo?

Yo sabía que no quería volver con él, pero abría la boca y aparecían estas frases estúpidas de reconciliación. Serían las hormonas o un desdoblamiento instantáneo de la personalidad. No lo entiendo. Mientras más le decía peor me trataba. Y yo insistía. Ahora pienso si no sería a propósito.

Temprano el sábado, yo todavía no me paraba de la cama, me dijo: "Me voy a montar bicicleta, vuelvo en tres horas". "¿Y yo ?". Se encogió de hombros.

¿Y qué pasó con el beso para despertarme, el desayuno en la cama? Bienvenida a la realidad Bea. The hunter was being hunted.

Estuve a punto de devolverme el sábado pero hicimos el amor otra vez. No recuerdo si fue bueno o malo. Me calmé. Hasta que me pidió que le pasara una coleta al apartamento. HELLO !!!!!!! Respire hondo. "¿Tu no eres arrecha? ahora cálatelo".

De repente era él que hablaba de regresar. Hablaba de lo rico que era estar juntos y lo linda que era. Pero ahí mismo se daba cuenta de la barbaridad que había dicho y volvía a ser el ex de actitud idiota.

Finalmente llego el domingo. Bajamos a la piscina. No nos hablamos durante toda la mañana y además el día estaba horrible. Subimos a la hora del almuerzo. Preparó una pasta de espinaca. No pude comer casi, no tenia nada de hambre. "Todavía eres un fastidio para comer. ¿Ves que las cosas no han cambiado?". Tan lindo chico. Pero por lo menos no me pidió que lavara los platos.

Puso un CD en la computadora. Salsa cubana. Me pidió que bailara con él. Muy pocas veces bailamos cuando estuvimos juntos. Yo le conté de mi viaje a La Habana y de lo mucho que me gustaron los cucuruchos de maní y el licor de cambur.

Nos abrazamos mientras bailamos a un ritmo que no iba con la música. ¿Sería que se estaba ablandando porque ya no nos íbamos a ver mas? "Ya es tarde. Tenemos que irnos". Me arreglé y terminé de guardar mis cosas.

En la estación de autobús, ésta vez sin estudiante de intercambio, mientras cargaban el equipaje me entraron unas ganas de llorar horribles. No me aguanté aunque sabía que lo iba a enfurecer. Empecé a llorar. Esta vez no me regañó ni se fue malhumorado. Me abrazó y me arrulló. Claro, debió haber pensado: "pobre criatura, no soporta la idea de que no va a volver conmigo". No entendió. Yo tampoco sabía por qué lloraba al principio. Nos despedimos sin palabras. Seguía llorando cuando me monte en el autobús. Cuando encontré mi puesto y me senté, deje de llorar. Como si la calma viniese con el asiento. Me sequé las lagrimas y sonreí a escondidas. Yo solita había cerrado mi ciclo y él ni siquiera se enteró.

Borré su numero de mi celular y me dormí. En Caracas me esperaba Mónica con mil preguntas. Supo lo tranquila que estaba cuando me vio, pero de todas formas le conté todo. "Tú si que tienes bolas. Yo no me atrevo a hacer algo así".



La otra cosa que mas recuerdo de él es que alguna vez me dijo que yo era intelectualmente aburrida.

Esta es su copia.

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