Mi vida a través de las putas (X)

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Me baño antes de irme de putas para no darles mal sabor, me compro unos chicles de menta en el camino para no darles mal olor, al elegir a la susodicha y subir a la habitación me lavo las pelotas y el culo, casi siempre con jabón.

La huelo, la beso y siento un olor a tubería en su boca, no puedo dejar de imaginar el desagüe biológico donde me gusta meter mi lengua y saborearla de lado a lado, meto mis dedos entre sus labios, es la chiquilla de la que no hace mucho, al atenderme por primera vez había salido enamorado, varios mensajes de Whatsapp, pero no me coincidía el maldito horario, ahora delante de mí con sus, quizas 19 o 20, no más de 22, me mira con cara de ángel y la quiero devorar… no huele mal, pero no me es agradable su aroma, es una mierda, ¡tan rico que había sido la primera vez!. La sigo besando, la lujuria trata de sobreponerse a la química, beso sus orejas, lamo su cuerpo y la volteo de espaldas.

Su culo se me muestra con su olor natural, no es desagradable, no hay trazas de mierda en el aroma, es sólo la acidez natural del cuerpo, nada de cremas; observo unas manchas negras en su piel entre las nalgas, se me hace desagradable, no es igual a como la imaginaba, abro sus nalgas, le beso el agujero, el nie, no me atrevo a lamerle la totona, primero por salud, segundo por presupuesto, solo besos y oral sin condón pagué… ¿me cobraría por chuparla?

Paso mi lengua alrededor de su sexo, sin tocarla, la rozo, guime, se contorsiona, subo por su abdomen delgado, plano, perfecto, piercing en el ombligo, la vuelvo a besar en los labios, sabor natural, aroma de desagüe ¿de alimentos o de fluidos corporales me pregunto?, acababa de llegar, así que deben ser alimentos o fluidos gástricos, tiene esa cara de India a lo Pocahontas, la pongo a mamar, ella es nueva en el ambiente, no mama muy bien todavía, lo hace frenéticamente, pero su cara de angel y sus labios virginales hasta hace pocos años valen el espectáculo.

Tengo de nuevo esa extraña conciencia de saber que una chica a la que no conozco ni mierda tiene sus hermosos labios pegados a mi pinga habiendo mediado no más de 35 palabras (uy que linda, como estas? bien, vamos? cuanto? media hora, claro papi, como te llamas? XXX y vos? YYYY, ofreces extras? si papi todas? ok, oral sin condón y besos, listo papi) y unos 2 o 3 billetes.

¿Es una sensación de libertad? ¿de poder? ¿de dominio? ¿de culpa? ¿de placer?… no lo sé, creo que es a lo que se refiere la «voluntad de poder», que a fín de cuentas es el ejercicio de la vida misma, ¿o no?.

Después de chuparme, la tomo suavemente de los cabellos y la beso de nuevo, sabe a cloro con salchicas y el antiguo olor indeterminado de acidez, decido chuparla yo también, «serían 5 mas papi para que no diga que no lo trato bien», acepto metiendo mi boca en su panochita, estoy seguro que más tarde me arrepentiré, ahora disfruto saborear la carne joven, nueva, apretadita de la juventud.

La piel de las chiquillas es demasiado deliciosa, se siente apretadita, pegada al cuerpo, en la medida que envejecemos la piel se suelta, se seca, es deliciosa su piel de veinteañera.

La beso por enésima vez, la saliva se desborda, desearía comérmela, fundirme en ella, la pongo de nuevo a chupar, en un punto no resisto mas y le pido que me ponga el condón para terminar la fiesta.

Acabo y siento algo extraño, por primera vez tengo una indefinida sensación de culpa, o de vergüenza… es demasiado ángel para ser una puta. ¿Me habré enamorado de esta caraja? Me habría enamorado si no fuera una puta.

Me voy de nuevo al baño a bañarme para tratar de quitarme el olor a puta, con ella es más fácil quitarse el olor, porque no usa cremas, ni aceites… me enjabono con esos jabones líquidos de hoteles baratos y salgo hediondo a jabón, beso en el cachete, pago y me voy.

Llego a mi casa, mi esposa no está, y me baño de nuevo, esta vez para quitarme el olor a jabón de putas, me lavo por cuarta vez las pelotas y el culo, cambio por segunda vez los interiores y la ropa.

Cuatro bañadas,
treinta y dos palabras,
treinta y cinco mil colones
y una sensación de malestar post-puta
que se recrudece
porque saboreé a un ángel.

 

2 Comentarios

  1. Resaca puteril je je je ratón moral, da lo mismo. Es algo que sentimos cuando andamos por la vida cuestionando si hacemos las cosas bien, no importa que sea de putas o lo que sea.

    He ido de putas dos veces en mi vida, ninguna de las veces he sentido culpa por hacerlo porque estaba soltero, pero si dolor en el bolsillo por el gasto que represento para el momento. Digamos que es un lujo que no me puedo dar. Pero si puedo decir que fueron experiencia gratificantes mas allá de lo sexual, ver como una persona se desprende de todo lo que siente para tratarte como si realmente le gustaras y quisieran follar contigo es admirable.

    No creo que ser puta sea algo de necesidad, ya digo que no hubieran ladrones ni corruptos, todo mundo fuera puta, creo que hay algo de pedagogía y actuación, ademas de las cualidades obvias.

  2. Yo veo que mas que ser un intercambio de sexo por dinero, es el placer de disfrutar la sexualidad en diversas formas. Cuando vas a un restaurante, pagas por comida y puedes probar muchos platos de diferentes chefs. Lo mismo con ir de putas, puedes disfrutar con muchas personas diferentes y tener una mejor idea de tu sexualidad.

    Con una sola persona o solo con ligues no consigues eso. Para mi es la profesion mas antigua del mundo porque es la necesidad mas antigua del mundo.

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