La Brújula Esdrújula: Poema sórdido pero romántico para el que quiere huir del país hacia un destino más plácido

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Aeropuerto de Maiquetía
Aeropuerto de Maiquetía
«Huyamos de este país, donde no son honestos ni los párrocos»

 

No ansío ser sátiro,

es lógico,

pero, a veces, provoca gritar hasta quedar afónico.

Ojalá los retrovisores tuviesen látigos

y las puertas de los carros dispararan ácido.

Toma tu deseo de quedarte aquí y bórralo.

Que el miedo no se erija más en tu zócalo.

El mismo miedo que le tiene la caries al dentífrico,

el que le tiene la vaca al frigorífico,

el que, a la verdad, tiene el mitómano.

 

Para Venezuela sólo queda el éxodo,

la desdicha tricolor esparcida como diáspora.

Hay que huir de estas fronteras que, cual ánforas,

aprisionan y matan sin importar el método.

Cuando ya estemos afuera, no llamaremos ni por teléfono.

Toma tu maleta, mi mano y vámonos.

Huyamos de este país, donde no son honestos ni los párrocos,

donde la delincuencia cobra más vidas que un episodio telúrico,

donde el criminal recibe la aclamación del público,

donde los negros no respetan las luces de los semáforos.

 

Ya nos hallamos lejos, ¡qué fantástico!

¡Qué linda esta tierra, qué idílica!

No llores, que la añoranza no vaya a volver tísica

la cuadratura esperanzada de tu ánimo.

Aquí podré contemplar tu rostro pálido

y tus ojos luminosos cual estrellas flamígeras.

Aquí la gente es más noble, no desean extirpar tus vísceras.

Ya podremos, en paz, entonar nuestro ansiado cántico

pues estamos aquí, al otro lado del Atlántico,

lejos de aquella patria que ha decidido ser mísera.

 

Tomás Marín

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