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Colombia, yo no votaría en blanco

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Colombia, yo no votaría en blanco

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Elegir a un candidato en un proceso electoral es un acto de inteligencia o agradecimiento. Abstenerse es un acto de evasión o irresponsabilidad. Votar en blanco no es más que un acto de rebeldía y pereza, en algunas ocasiones.

El voto en blanco es un voto válido en Colombia, desde el 2003. Su objetivo es demostrar inconformidad con todos los postulados y exigir la repetición de la elección con nuevos candidatos. Sin embargo, solo resultaría ganadora esta opción cuando obtuviese la mitad de las papeletas más una (mayoría absoluta). Pero entre 2009 y 2011 se reformuló y oficializó  la norma, con una sola pero importante innovación: Bastará, apenas, una boleta de diferencia sobre el segundo lugar para ser declarado vencedor el voto blanco (mayoría simple). Hasta hoy se han registrado dos casos donde fue ganador la opción del sin color, ambas en citas municipales: Una en Susa y la otra en Bello.

Para este domingo se tendrá el primero de los dos partidos con las urnas. Colombia enfrentará las elecciones legislativas donde están en juego 102 puestos para los congresistas del Senado, 165 para los representantes de la Cámara baja, y 5 para el Parlamento Andino. Es decir, escasos 272 cargos disponibles para una espantosa cantidad de 2093 aspirantes inscritos. Y aún así, el voto blanco amenaza con solo 4 puntos porcentuales menos que el partido mejor posicionado: El Centro Democrático comandado por Álvaro Uribe.

Es fácil comprender la inconformidad con los políticos, y sobre todo con los politiqueros, pero rechazar a más de 2 mil candidatos por ese simple argumento no parece una posición más o menos crítica. ¿Por qué? Porque, primero, entre tantas alternativas deberá existir al menos una que nos genere confianza, o en el peor de los casos, afinidad. Segundo, y por tanto, porque el voto en blanco es un voto ciego y rabioso que no pretende castigar a todos, sino a los candidatos con mayor renombre (corruptos y zorros viejos egoístas con el poder). Y, paradójicamente, la modalidad de votar por ninguno solamente beneficiará a estos últimos.

Gran cantidad de la solución a los macroproblemas de un país están en la minoría política. ¿Cuántos de los 2 mil candidatos tienen propaganda y son conocidos? ¡Ni la mitad! Y esos invisibles probablemente ofrecerán ideas interesantes, por lo demás, pero el rebelde y perezoso voto blanco no permitirá prestar atención a otras caras que no sean las desgastadas puestas en los medios. Esas caras que son líderes de poderosos partidos y les dará igual si no podrán postularse en una próxima elección: Ellos ya tendrán preparados sussustitutos que vendrán a hacer su trabajo al resultar ganadores.

¿Y por qué resultarán ganadores? Porque seguirán siendo las mismas y gigantes toldas políticas que darán la batalla y serán vencedoras pero con otras personas implantadas por ladedocracia de esas maquinarias escondidas detrás de cada uno de los grandes partidos. En otras palabras: En una repetición de las elecciones ganarán, ciertamente, nuevos postulados, pero ejercerán las mismas acciones  que repudiamos al ellos estar adoctrinados -liderados y abanderados- por las mismas organizaciones políticas de repunte. El remedio, por ende, será más (o igual de) caro que la enfermedad.

Votar en blanco no abre, encierra: Los políticos y partidos pequeños, pero más o menos honestos son derrotados y los espaciosos, dañinos y corruptos, no. Porque los primeros no alcanzarán “el umbral” y serán eliminados, los segundos no y seguirán haciendo de las suyas. Votar en blanco es el triunfo de la sinrazón: Nos limita a generalizar y no nos enseña la riqueza de las particularidades. Votar en blanco es enfrascarse en pensamientos lineales, errados. Votar en blanco es, indudablemente, ir contra la forma y no contra el fondo. Por lo menos en casos como este y quizá no tanto en elecciones presidenciales, pero las líneas de este texto no dan para más explicaciones y yo soy otro de los tantos venezolanos que tiene bastante con sus problemas y debe concentrarse de nuevo en ellos. Pero, ¡eso sí!, yo no votaría en blanco.

Lo único cierto es que mañana Colombia jugará un partido de local, con harto chance de anotar en contra y salir derrotado. Siempre y cuando decida mal, o decida no decidir, mejor dicho.

Christian Alexander Martinez / @camartinez

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