FRod para Dummies

Francisco Rodríguez acaba de escribir un análisis fundamental para entender que coño le está pasando a nuestra economía en una nota de investigación para el Bank of America, (brazo del imperio al que le vendió su alma hace algún tiempo).

El paper es fundamental, pero difícilmente digerible, así que decidí tratar de reformularlo para gente que no se la pasa preocupandose de la macroeconomía.

El rollo es más o menos este:

Hace años que el gobierno nos está diciendo que es imposible que se nos acaben los dólares, porque como buen país petrolero nos pagan muchísimo más por el petróleo que vendemos que lo que nos gastamos importando vainas. Según el BCV, el año pasado exportamos $97 mil millones (casi todo en petróleo) mientras importabamos nada más $75 mil millones. Si eso es así, ¿cómo carajo van a faltar dólares?

No sé, pero el hecho es que sí faltan. Eso lo sabe todo el mundo. Es que la evidencia está en todas partes: el SITME lo cerraron, CADIVI no suelta plata, el paralelo está disparado, como no hay dolares no hay importaciones y hay escasez de toda vaina, el gobierno gasta cada vez menos, etc. etc.

Pero no deja de ser misterioso: si de verdad exportamos $97 mil millones e importamos sólo $75 mil millones, ¿cómo pueden faltar dólares?

Francisco Rodríguez se echa una nerdeada arrecha para resolver el misterio y encuentra que la cuenta esa que saca el BCV es chimba. No necesariamente chimba chimba en el sentido de ser fraudulenta, pero chimba en el sentido de que usa triquiñuelas de contador vivo-criollo para esconder el peo de fondo:

1. Tapa la regaladera de petróleo: usa un mecanismo irreal para hacer ver que deudas por petróleo que nos deben los amigos de Chávez valen 100, cuando en verdad valen 48.
2. No refleja importaciones que ya se hicieron; hace ver que un bojote de vainas que ya el sector público importó todavía están por llegar.
3. Usa más trucos de contador para borrar de las cuentas del 2012 vainas que el gobierno pagó en el 2012, pero no van a llegar a venezuela sino este año, o el que viene.

Por otro lado, hay un rollo grave con las inversiones de Venezuela en el exterior: no nos rinden un coño, mientras la deuda externa nos la clavan carísima. Venezuela es como un carajo que tiene al mismo tiempo una cuenta corriente con $1,000 que gana el 1% al año en interéses y una tarjeta de crédito dónde debe $1,000 que paga 11% al año en intereses. Nada más con liquidar esas inversiones chimbas y usar la plata para pagar deudas nos ahorraríamos $3 mil 800 millones al año. Pero no lo hacemos. Por qué no? Bueno, es el Principio Pratt en acción: somos unos güevones, y tarde o temprano todo se irá a la mierda.

Cuando uno le remienda todos esos entuertos a la cuenta del BCV se da cuenta que es mojón lo de que a Venezuela le entraron muchos más dólares de los que le salieron el año pasado. En verdad salieron un pelo más de dólares de los que entraron. Eso incluso podría estar bien, pero el rollo es que al sector público le salieron muchísimos dólares más de los que le entraron en el 2012. Casi $11 mil millones más. Una bola de plata.

Es mentira lo que hacían ver las cuentas del BCV, que estábamos sobrados el año pasado. Estábamos botando plata que no teníamos como un borracho en un bingo, sobre todo el gobierno.

Pero el bemol es que las medidas que ha tomado Maduro en 2013, por coñuemadres que hayan sido, sí han tenido efecto. Las cuentas chimbas del BCV esconden lo escoñetados que estabamos el año pasado, pero tambien esconden que el paquetazo de Maduro ha medio enderezado la cosa – al menos en el sentido de que ya la hemorragia de dólares del gobierno del año pasado se ha detenido.

Eso no quiere decir que la economía esté pepita, sino que el año pasado estabamos gastando como locos y enfilados al despeñadero y este año, después del frenazo que se le ha dado al consumo punta de inflación, de escasez y de no soltar dólares, por lo menos el gobierno ha logrado que no se le vayan a acabar los dólares por completo a corto plazo.

Aunque claro, como buen país petrolero, eso sólo es cierto si los precios del petróleo se mantienen – si siguen bajando, van a tener que ajustar más. (Y como ya debes haber entendido, «ajustar» es uno de esos eufemismos excelsos que usan los economistas porque suena más elegantes que decir «metértelo hasta el fondo, sin vaselina.»)