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Lo que Tiene el Otro: La Caracas de lo Posible

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Lo que Tiene el Otro: La Caracas de lo Posible

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Extraña película por decir lo mínimo.
Digna de estudio. Pinta una Caracas amable, receptiva, donde hay verdadero chance de progresar.
Mueve a la risa involuntaria.
Los españoles vienen para acá, según el libreto, y consiguen trabajo de inmediato.
Unos se van, otros se quedan a hacer su sueño criollo, dándose piquitos en hamacas.
Algunos de los referentes del largometraje ya no existen, son un disparate o sencillamente se los tragó la crisis.
Es el problema de estrenar en el 2013 una producción del 2007. Todo pierde vigencia y se rompe en la pantalla.
Buena parte del filme transcurre en una idealizada representación de una posada vernácula, habitada por surfistas, rastas y modelos de agencia, quienes beben vino, juegan pool y fuman porros.
Curiosa mirada de turista inocente la del director Perelló. Técnicamente su Posada quedaría mejor ubicada en Choroní, si acaso.
El guión tampoco es convicente.
Lo único aceptable es el apartado de la interpretación. Los actores hacen lo que pueden dentro del limitado espacio creativo de la puesta en escena.
Es una lástima porque se desaprovechan los registros de Roque Valero, Héctor Palma y Ana María Simon, motores del reparto.
Sin embargo, la dirección les corta la inspiración, las alas y las expectativas a cualquiera.
El método Perelló es del rodar un plano master, para cubrir los diálogos, sin incluir cortes.
El resultado es el de observar un conjunto de viñetas frontales, rutinarias, anticuadas, de la época de principios del siglo XX.
El viejo rollo de entrar y salir del encuadre, como en el teatro filmado.
Por último, la historia es básicamente un cuento pasado de moda sobre parejas de emprendedores en crisis.
El final está anunciado desde el comienzo.
Se nota que el realizador conoce poco del entorno y lo simplifica con postales de un esnobismo ramplón, tomando champaña y recluyéndose en una ciudad de lo posible, de lo glam al borde de la extinción.
Una respuesta fallida al cine de malandros, groserías y prostitutas.
Recomendada para nostálgicos cursis que gustan refugiarse en sus bunkers, en sus zonas VIP, a esperar que cese la tormenta.
De regreso al asunto del miedo al referente.
Aquí se tapa la realidad con un argumento de seriado cutre de la madre patria.
Deja vu.
Compitiendo por lo peor del cine venezolano del 2013.
Llena de cameos innecesarios y chistes internos disueltos en una cortina de humo.
Complaciente, políticamente correcta y acartonada.
Se me hizo larga y aburrida.

3 Comentarios

  1. Es curioso ver como algunos destrozan a esta película venezolana, pero dedican alabanzas al imaginario mundo del Doctor Parnassus.

    Me da igual ver la fantasía de Miguel Perelló, que ver la fantasía de Terry Gilliam, los dos directores ofrecen evasión.

    Para mi, Lo que tiene el otro es una buena película, la cinta refleja la Venezuela de ayer, hoy y siempre: La rumba sin fin. Perelló logra mostrar el fresco mas absurdo de nuestra sociedad.

    ¿Cuantos opositores no andan llorando por la crisis, y la inflacion, pero, apenas sale una rumba, una playa, o un raspa cupo de cadivi, el opositor se disfruta el momento de placer, seguido de las burlas chavistas: si, estamos mal, y los opositores de rumba en rumba.

    El realizador no esconde nada, todo esta a la vista. No necesita dobles sentidos, ni codigos ocultos, es una parte del espejo donde todos nos podemos ver.

    Es un juego de la mente, la pelicula refleja el sopor de los venezolanos, un sueño artificial logrado con una sobreosis de propaganda politica.

    Quien esté libre de playa, que tire la primera piedra.

    Las viudas de la cuarta república, los borrachos de la quinta república. Todo es evasión.

    Perelló no es hipócrita, no te vende un discurso empaquetado, allá quien quiera interpretar la versión libre que hace de nuestra rumba realidad.

    Aprendamos a querer el cine venezolano. Hay gente que bota la baba por: Miedo y asco en las Vegas. Psss, a mi no me gustó Miedo y asco en las Vegas. Prefiero que hagan una versión fílmica de Pim, pam, pum, de Alejandro Rebolledo.

    En fin, El imaginario mundo del doctor Parnassus, y Lo que tiene el otro, son películas para evadir.

    ¿El descuartizamiento de esta película se debe a que? ¿A que Perelló no se la da de cineasta contestatario, o director rebelde?

    Aburrido puede ser una novela de Haruki Murakami, y aun así la gente le jala bolas a Murakami, aburrida puede ser Bastardos sin gloria, o la aburridisima: Paris Texas.

  2. Se debe a que es un película estereotipada y conformista. No pude encontrar en ella nada de lo que indicas. Al contrario, ofrece una lectura bien blanda de la sociedad que dice criticar.

  3. Entonces puedo reiterar lo que dije: «Me da igual ver la ficción de Miguel Perelló, que ver la fantasía de Terry Gilliam, los dos directores ofrecen evasión.»

    De todas formas aquí dejo una argumento alterno al argumento de lo que tiene el otro:

    Irene, una ex-reportera de Globovisión, ve como su matrimonio se fortalece, a medida que ella va utilizando el twitter para hacer ciberactivismo. Dos hermanos, Lucio, un detective Chavista del SEBIN y Andrés, un pacifista opositor que trabaja en una armería, se ven enfrentados por el amor de Ana que es ni-ni, apolítica, antipolitica, que no quiere saber nada de política. El trío decide llamar a un programa de radio conducido por un locutor disfrazado de payaso. Un reconocido director de la televisión estatal, Nicolás alias el podrido, insatisfecho por una relación frívola y superficial con Karina, una poderosa contrabandista.

    Laura, enamorada en silencio, saca adelante a su hijo. Un cineasta idealista propietario de un celular cuyo sueño es hacer una película grabada con un celular, Javier, asiste al éxtasis de su matrimonio con Irene.

    Martín, dueño de una licorería, al que manipula y controla su mujer y Sergio, un dueño de abasto presa de la escasez. Alrededor de estos personajes conoceremos también las vidas de Pablo, ayudante de dirección que trabaja con Nicolás; de Mario, al lado siempre de Irene, el sensible amigo bisexual de toda diva que se precie; o de Pepe, el abuelo de Lucio y Andrés pastor de una iglesia evangélica.

    Espero que este argumento sirva a algún cineasta no conformista.

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