Homofobia a discre… ción. 2.

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Comienza la cacería. No interesa si eres golpista, asesino, comunista, capitalista, o si sueñas con violar los derechos humanos. No, no, y no, lo que interesa es, si eres: Gay. La DISIP ronda por el estado mayor. Me caen mal. ¿Todos los funcionarios de la DISIP son heterosexuales? Necesito desestresarme, me voy al patio de honor, debajo de las gradas hay un santuario, es un altar de brujería. Ramplan los tabacos, firmes los santos. Muñecos de yeso de curiosa variedad. Ni los tenientes más arrechos se atreven a desalojar el culto. Nadie peina la zona. Por mi parte, respeto la libertad de culto, no tengo nada que hacer en contra de los brujos, con tal y no me molesten físicamente, pueden adorar a quien quieran.

Por un momento pienso que los sub-tenientes, que son mas ladillas que el coño, vendrían a acabar con este altar de brujería, imaginé que llegarían con una escuadra de soldados, y ordenarían caerle a patadas a María Lionza, y a José Gregorio Hernández. Nada de eso sucede. Los soldados, y sargentos me dicen: los sub-tenientes le tienen miedo a los brujos, jejeje, nadie viene a molestar para acá.

Los que si vienen a molestar son los de la PTJ, la policía técnica judicial, llega a la 13 brigada de infantería de Barquisimeto. Buscan a un soldado que le ha encajado una puñalada a su padrastro. El sub-teniente lo esconde, y negocia con los PTJ, para que no se lleven al soldado. La negociación termina, y los funcionarios de la PTJ, se retiran.

Me quedo pensando, termino de pensar, me retiro a las cercanías de la banda marcial, la música me distrae, la historia me atrae. El sargento de artillería, tiene una cicatriz en la pierna, producto del 4 de febrero de 1992. El sargento artillero era del bando leal, los que repelían el ataque de los paracaidistas bajo las órdenes de Chávez.

Del otro lado de la esquina, estaba un capitán paracaidista, sin cicatrices. El capitán paracaidista también había participado en la intentona del 4-F 92. El capitán era del escuadrón que ataco el palacio de Miraflores. Paso dos años preso, fue liberado gracias a Rafael Caldera, y reinsertado en el ejercito.

Con el pasamontañas cubriendo mi rostro, me desplazo muy tranquilo por toda la 13 brigada. Recuerdo un suceso muy cómico, en el casino de oficiales, un teniente de los cazadores, esta burlándose de los anarquistas. Yo paso, no es mi peo, en este momento, me preocupan otras cosas.

En una película Hollywoodense, vi una especie de mini-laptop que utilizaban los militares Estadounidenses, aparato este que suplantaba al radio portátil PRC-77. Si, solo era en una película. En la vida real, el ejército venezolano, aun no soñaba con diversificar las tele-comunicaciones. En el año 1996, en Estados Unidos nace el SINCGARS RT-1523. Me acomode el chaleco anti-balas, mientras me acercaba al pelotón de la policía militar. Un sargento de los cazadores, adscrito a la policía militar, comandaba la agrupación de soldados. Los soldados me miraban como si yo fuera un fenómeno. Un tipo parado ahí, con un pasamontañas cubriendo mi rostro, vestido de civil, con chaleco blindado, portando un fusil, y curioseando por el lugar. En el cuartel, no se viene a hacer amigos, ni enemigos. Todas esas frases retumban en la caja craneal. El silencio es rotundo, el lugar parece del siglo 19, no se escucha ni un radio am-fm. Nadie canta, nadie silva, nadie tararea, esto es un cuartel, y: Hacer silencio.

Ahí viene la DISIP.

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