Combustible Diario

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Es el típico aviso de periódico llamando a reflexionar sobre la catástrofe inminente de cerrar los labios en tiempos de flamantes peroratas, allí toma revulsivo un asunto poco común y contradictorio, el hecho consiste en pronunciarse abstinente por voluntad colectiva; emanada en armonía con el descontento reciclado.

Entre visiones y cirugías de opinión envejecida se instaura un delegado de debate que es el vendedor de periódicos- hábilmente posee poderes críticos de índole catedrática- en fin se procede a contemplar panoramas entintados en papel desechado y adoptado al día siguiente por la chismosa clientela de la información recién hecha. En la miseria de la duda se ensamblan ecuaciones hipotéticas muy apáticas con carrocería carente de defensas de colisión. Todo ajuste posterior se arregla en pleno desarrollo de la metida de pata, y con tanta seguridad se llega a tener las manos metidas en una parrilla que no tiene extinguidor.

Las ideas vienen comen y se van, las opiniones (malas en su mayoría se quedan instaladas sin empleo seguro). De asuntos de manutención tenemos bien claro quién pagara los platos rotos por la adopción irresponsable de estas incursiones mentales en terrenos invisibles.

La prensa escrita tiene un olor notorio, la palabrería que se ensarta en tu retina, alude ciertos límites que los parpados manejan, tomarlo por el lado amable, sin sobrecogerse de hombros irritables es el desayuno compartido y suculento con la imaginación nacional. Nada más terco que un titulo salado por la herida, revolviendo el veneno para que se distribuya uniformemente. Allí toma aliento ese batallón de ideas y desata una misión levanta perfiles y miradas golpeadas con reiterado ensañamiento.

Gracias- se escucho casi impreso en la lejanía de un vendedor que no se alcanza a escuchar. El puñado de bolívares en monedas para hacer bulto valió su peso en oro. A ratos se escucha el cálculo mental de mis apuestas absurdas por un azar que me da la esperanza de camuflajearme en el sueño de condecorarme con la riqueza. Ya se avecina otro sorbo de café, y el titulo dicta así: El café es el combustible diario de todo ciudadano.

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