«En Cuba tenemos que hacer cola hasta para hacer el amor» – Crónicas de Cuba IV

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A medida que transcurrían mis días en La Habana, la opresión que sentía en el pecho se iba haciendo mas fuerte.

No podía comprender como los ciudadanos de un país podían ser tratados como seres de tercera categoría mientras ven en sus narices el trato que le dan a los turistas. No me parecía justo y esto no se compadecIía con la imagen de igualdad que me habían vendido.
Allí pude comprobar que en la Cuba de la igualdad, algunos son «más iguales que otros» y que a los cubanos les queda solo conformarse con las migajas que el régimen les quiera dar.
En los hoteles de Cuba hay tiendas con productos importados a los que los cubanos no pueden acceder
En los hoteles de Cuba hay tiendas con productos importados a los que los cubanos no pueden acceder
No podía creer que al entrar a las tiendas de turistas de los hoteles, podía encontrar cualquier cantidad de productos importados a los que los cubanos no tenían acceso, pues eran almacenes para turistas en los que solo se podía comprar con dólares y a donde los nacionales tenían prohibida la entrada. La divisa estadounidense estaba prohibida para los cubanos y su tenencia constituía un delito.
La única manera en que un cubano podía adquirir productos de los establecimientos de Intur era si, de forma ilegal, conseguía dólares y algún turista le hacia el favor de comprarlos para ellos. Fue así como un actor protagonista de telenovelas de la televisión cubana pudo cambiar los zapatos rotos con los que andaba desde hacia 2 años: pidiéndole a un amigo venezolano que se los comprara.
Sobrecogido por tanta injusticia decidí entrar a ver una película del festival para tratar de distraerme y olvidarme, aunque fuera por 2 horas,  de la dramática situación del pueblo cubano.
Con esta intención, me meti en una larga cola para entrar al cine.
Mientras esperaba que la fila avanzara se me ocurrió comentar en voz alta que hasta cuándo tendría que hacer colas en La Habana y escuché una voz detrás de mi que me decía:
-Oye cariño, ¡aquí en Cuba tenemos que hacer cola hasta para hacer el amor! -La voz era de una hermosa trigueña que, como tantos otros cubanos, no perdían oportunidad para expresar su descontento.
Entonces recordé que, días antes, una amiga venezolana me había contado su experiencia al ir con su novio cubano a una de esas habitaciones que les alquilan por horas a los residentes de la isla para hacer el amor.
-Son sitios horribles.- comentaba mi amiga- Después de hacer la cola para poder entrar, resulta que los cuartos son una pocilga. No pudimos hacer nada y al rato de estar adentro comenzaron a tocarnos la puerta para que nos apuráramos porque había mas parejas en la cola esperando para entrar a utilizar la habitación.
Una de las películas triunfadoras del festival de cine de 1990
Una de las películas triunfadoras del festival de cine de 1990

Con estos recuerdos me dispuse a entrar a ver la película «Hello Hemingway» inspirada en la obra «El viejo y el mar» del autor estadounidense Ernest Hemingway.

Casi no recuerdo nada del film de Fernando Pérez pues, al encenderse la pantalla, comenzaron a presentar el corto documental «El Fanguito» una película dirigida por Jorge Luis Sánchez, en la que se muestra desde dentro la cotidianidad de un barrio marginal en Cuba con su pobreza y  el drama de la escasez de alimentos y la falta de servicios públicos.
Como si no bastase con lo que veía a cada paso en la ciudad, me encuentro con este documental en el que se me ratifican de una manera cruda las impresiones que había acumulado durante mi estancia en la caribeña isla.
Ahí si no pude más, arranqué a llorar desde que vi las primeras imágenes y no pude parar hasta que se encendieron las luces de la sala.
Con una cierta sensación de liberación después de tanto moquear, me fui al hotel a descansar un rato para ir en la noche al teatro Mella a un recital de boleros, donde, por fin, me esperaría una agradable sorpresa.

Continuará…

Memorias de un viaje a la isla – Crónicas de Cuba (I)  http://li.co.ve/hxp

Cuando la realidad te golpea en la cara – Crónicas de Cuba (II) http://li.co.ve/hvg

Mi encuentro con la ley – Crónicas de Cuba (III)  http://li.co.ve/hvZ

3 Comentarios

  1. Es que leyendo todas tus cronoicas de cuba, la vaina es para llorar. Nunca he ido, y de verdad no me interesa. Lo mas cerca que estuve de estar en un pais de esos fue en Berlin Oriental, y al final no me dejaron pasar por no se que cosa en mi pasaporte y que la visa era de estudiante, aunque creo que era por mi esposa que era alemana y Judia, ya que revisaban mi pasaporte y la veian a ella

  2. Luis, gracias a Dios, en ese entonces tenía 26 años y,como soy de llanto fácil y ese día en el cine pude explotar a gusto porque la experiencia era lo suficientemente fuerte como para sentir una opresión intensa en el pecho, que no liberarla de alguna forma, haría que mi corazón estallara.

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