El inmenso lienzo, crudo, parecía burlarse de él. Arrumados a su lado, innumerables bosquejos arrugados daban cuenta de la infructuosa labor del pintor. Ese encargo lo tenía amargado: maldijo el momento en que había accedido a realizar esa tarea.
Decidió tomar una pausa, y salió...
Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio asumiremos que está de acuerdo.Estoy de acuerdo