travesías

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El violín descordado desgaira

sobre la suma siempre deshecha

rehecha con sabores prestados

a plazo de cinco muelles que extraviaron

en sus cuencas

las palpitaciones temibles.

 

Sobre el croar de sus pies ulularon

en contrabanda cochambre

en risas desgañitadas

jardines sin terror

en los que solo sombras

ensombrecen

descegadas travesías

en la mayor claridad de lo negro.

 

Te apodera el yugular súcubo,

maniata tus relojes,

tus uñas

roídas

empolvadas

y el puro latir te sirvió de testigo

en su espasmo aletargado a través de las paredes

de cada cuarto solitario.

 

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