A los hombres que te enseñan las vísceras se les teme, se les odia, se les execra. A nadie le gusta que le saquen de su mentira, de su egoísmo, de su hipocresía. A nadie le gusta que le digan en su cara que aquí vinimos a soportar, no a buscar la felicidad. A nadie le gusta escuchar que todos vivimos una mentira. Que somos todos unos huevones. Unos dementes. Unos adictos a nosotros mismos. Unos estafadores.
La Pasión de Mel Gibson ataca de nuevo. Aquí, el caballero de la noche regresa como un policía conservador, a lo Charles Bronson, para desafiar al orden corporativo de una empresa sindicada de traficar con material radioactivo.
La idea de partida no es necesariamente mala....
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