Tenemos un fuerte problema de compromiso. Crecimos aprendiendo por la televisión que el mundo es gigante y nuestras opciones son muchas, que a pesar de las distancias, todo está muy cerca.
Hace 3 generaciones,el hijo del agricultor, se convertía en agricultor (y estaba orgulloso de ello), así como el hijo del médico o el hijo del comerciante. Ahora todos salimos de la escuela sin saber qué es lo que vamos a hacer.
Para empeorar las cosas, nos han convencido que debemos elegir, debemos tomar una decisión sobre lo que debemos estudiar, debemos elegir UNA carrera, UN estilo de vida, UNA persona para pasar el resto de nuestras vidas. No podemos abandonarlo todo a los 36 años, nuestra sociedad no tolera un cambio drástico en nuestras vidas, todo lo que decidamos es FINAL y afecta irreparablemente nuestro futuro.
Entonces, ¿Qué hacemos como respuesta a estos cuestionamientos? ¡Trabajamos en McDonald's! Es la solución perfecta a nuestro dilema: no hay que casarse con una carrera o con una corporación y podemos abandonar el puesto cuando queramos. Ese es el remedio para nuestra falta patológica de compromiso.
¿Qué nos hace falta?, ¿Hasta dónde llega nuestra falta de compromiso?, esa búsqueda de trabajos pasajeros, parejas pasajeras y gobiernos pasajeros...
No se por quién votar y creo que no quiero asumir esa responsabilidad de haber votado por alguien que no respeta sus ideales. Necesitamos un líder que reviva nuestra capacidad de compromiso.

-Alejandro Graziani

 

   Que linda es Venezuela a veces, que lindas son sus mujeres Caribes, asi como nos gustan, inigualablemente sensuales. ¿Para qué mujeres de otras partes? ¿Para qué realismo mágico bajo el brazo? Si las que tengo enfrente tienen el realismo mágico en el alma, viven de realismo mágico, no necesitan recordarselo. Y entonces, ¿cual es el empeño? Buscar cosas nuevas, buscar nuevos sentimientos, nuevos sabores, cafe, humo y agua, más servicio, más amor más conflicto.
Los conflictos son nuestro alimento, es falso que existe la felicidad como la definimos. La felicidad consiste en tener solo nuestro conflicto favorito o la mezcla justa de conflictos, los ingredientes necesarios que permitan complicarnos y hacernos la vida imposible. Solo en ese momento somos felices porque tenemos la dosis de inquietud necesaria.
Nada de niñas, nada de fáciles, sustancia y calidad, sabor y conflicto, horror y belleza. Vengan a mi integradas en una sola: la perfecta, la única. Tu, mujer del sur, la que cantas ¿eres todo eso? ¿me complicarás hasta la muerte? Ven a mi, fusionémonos, resolvamos todo esto de una vez, confundámonos, canalicemos para darnos cuenta
que sin complicación no hay amor,
que sin fatalidad no hay deseo,
que sin muerte no hay vida,
perdámonos para encontrarnos luego, encontrarnos en el destino, en la colisión.
Nos veremos al final, cantarina...

s omni

-Alejandro Graziani

 

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