Philly

(notas de viaje desde Philadelphia, la ciudad del amor fraternal)

por Daniel Pratt

Washington Park:
Freedom it's a light for which many men have died in darkness

– George Washington








Blue in Green, Market&3rd:
El jazz combina con esta ciudad. En realidad no tengo la certeza de que el Jazz combine con pocas o muchas ciudades de los Estados Unidos. Aunque siendo la única forma de arte que ha aportado éste país a la gran sopa cultural, supongo que debe combinar con varias. Viendo a esos Jazzistas callejeros en Market & 9th, me di cuenta de que mucho de esta ciudad está hecho con un sentido del Jazz. Es sencillamente omnipresente. Los viejos negros de Philly parecen todos Jazzmen retirados (si es que es posible que un Jazzman se retire), sentados en los parques recordando aquél gig en el que el instrumento los tocaba a ellos, aquella noche en el bar cerca de Penn's Landig, junto a sus amigos Sonny, Clyde y Chester, el muchacho blanco.

Logan's Square - Ben Franklin Parkway:
Philadelphia es una ciudad de contrastes, tanto por la comunión entre el pasado y el presente de los Estados Unidos, como por la mezcla entre la riqueza de sus zonas comerciales y el desenfado con que los vagos y mendigos pueblan las plazas.
Aquí es donde la concepción moderna de la Libertad fue ideada. Washington DC es simplemente un producto de lo que en ésta ciudad se inventó. Philadelphia provoca esa sensación de "aquí empezó todo", el concepto de la libertad y de la democracia que imitan casi todos los países del mundo.
Podría sonar curioso viniendo de mi, pero la pomposidad de los Norteamericanos es admirable en algunos casos. El ayuntamiento es sencillamente el edificio administrativo más impresionante que he visto en mi vida. Quizás no sea el más grande, pero es definitivamente grandioso. Esa estatua de William Penn señalando el camino, es algo de inspiración divina.

City Hall

Samson&17th - American Institute of Architecture:
Es fácil no perderse en Philly, el gigantesco edificio de Liberty Park One indica desde cualquier parte de Center-City dónde queda el centro de las cuatro esquinas.
De esas cuatro esquinas, Rittenhouse Square definitivamente es mi favorita, imagino trayendo el perro a pasear, para luego en Barnes&Noble a leer un rato o tomarme un café. No se si Philly será un buen lugar para vivir mucho tiempo y probablemente no lo sea, pero si me parece atractiva para llevar una vida rutinaria como la que aparentan todas las personas que vienen a Rittenhouse a pasear a sus perros, hacer yoga o simplemente pensar. Debe ser interesante pasar unos días de desenfado viviendo cerca de esta plaza.
Me recuerda por cierto a la Place des Vosges, no se parece en nada, salvo en que tiene el mismo aire de oasis citadino.

Rittenhouse Square


Philly

El tres de mayo de mil novecientos noventa y ocho viajé a Philly y hacía frío. Llegue un domingo a una ciudad muerta y llamé por teléfono desde el aeropuerto buscando una posada. Terminadas las monedas, terminados los teléfonos y la esperanza de conseguir cama y comida, la señora del pastor alemán me pidió que le contara acerca de mi y por qué estaba allá.

Me fui en tren desde el aeropuerto hasta la estación central Art Deco en la calle 30 y camine hasta la 23 sin pasar por la plaza Rittenhouse, que luego resultaría ser mi favorita.

Camine por Philly a mis anchas y conocí las entradas del metro del Ayuntamiento. La Ben Franklin Parkway me hizo sentir como si estuviese en una película de los setentas y el frío primaveral me recordó que estaba a miles de kilómetros de casa.

[en la escala en el JFK, hice la nota mental de visitar la ciudad que nunca duerme]

Un año después recuerdo como comí una bolsa marrón de papas fritas de medio dólar al salir de mi acostumbrada visita diaria a Barnes&Noble y como atravesé entre borrachos y mendigos durmientes la oscuridad frondosa de Rittenhouse Square, con mis pasos solitarios haciendo un ruido sobrenatural en las calles de centenarias casas marrones del centro de Philly.

[en JFK vi los concordes esperando impávidamente a sus pasajeros millonarios e hice la nota mental de visitar la ciudad luz con mi amor haciendo una escala innecesaria en Nueva York para continuar el viaje en uno de esos canarios gigantes]

Soy el hombre de sesenta dólares diarios, soy el hombre de caminar por las calles de gente, soy el hombre de contemplar vidas mientras esperamos el metro, soy el hombre que mete las manos en los bolsillos y se confunde con otras miles de sombras en las calles del otoño.

Te recuerdo Philly como una mujer que amé durante un breve y furioso instante de infidelidad. Renacida señora devorada por mis pies, me detuve en Penn's Landing y nunca cruce tus puentes pues no hizo falta, no me sedujeron tus suburbios mas que esa estatua de William Penn, señalando el camino en el tope del ayuntamiento.

[volando sobre Nueva York vi el puente de Brooklin e hice la nota mental de atravesarlo por su caminadero]

Philadelphia, no me extraña que tu nombre lo lleven esas mujeres rimbombantes, no me extraña que todo eso que llaman libertad haya empezado entre esas cuatro plazas, no me extraña que el ocurrente extrovertido de Ben Franklin haya nacido en tu Olde Towne, no puedes quitarte años ni ocultarme que vistes crecer de cerca a Jimmy Smith y al rápido Trane multicolor.

A solo cien kilómetros de la ciudad que nunca duerme admiro tu resistencia, tu independencia y tu identidad, nunca te conviertas en otra Jersey, manténte allí y espera mi regreso a los árboles frondosos de Rittenhouse Square.

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